Editorial
La sección Editorial de El País refleja las opiniones y posturas del diario ante temas relevantes de la realidad política y social en Uruguay y el mundo.
La realidad de lo que está pasando en Uruguay, es que enfrentamos un predecible efecto pendular, ante la imposición de una historia oficial que no se sostiene por ningún lado.
Los dirigentes del Frente Amplio hoy piden desesperadamente que los ayuden a arreglar lo que ellos rompieron en la Caja Profesional y evitaron que se arregle en el gobierno pasado.
El cambio de era no implica descuidar la formidable continuidad democrática de 40 años. La obligación de la nueva generación es fortalecerla, más en un mundo que va en dirección contraria.
La compra de la estancia “María Dolores” por Colonización y la presencia de un colono como presidente del Instituto generaron un choque público entre el presidente Orsi y su secretario Sánchez.
La CR podría presentarse en lo departamental por doquier, como un acuerdo nacional, de partido a partido, y que en paralelo compitan en lemas diferentes blancos y colorados para las nacionales.
Todas las semanas aparece un nuevo jerarca que se saltea los impuestos: son rápidos para usar la plata del contribuyente pero se pasan de lentos cuando les toca pagar con la de ellos.
A raíz de cierta polémica surgida en los últimos días, es interesante ilustrar sobre algunos aspectos claves de lo que implica un editorial, pero que algunos opinadores parecen ignorar olímpicamente.
Dentro del balance positivo para la Coalición también debe destacarse una nueva camada de intendentes jóvenes a estrenarse y la posibilidad cierta de atacar el bastión capitalino en 5 años.
Terminado el ciclo electoral, y más ante este gobierno que se mueve con un ritmo que linda en la inacción, este es un buen momento para que ambos partidos despejen sus cuestiones internas.
Sin cambio: desde que el FA accedió a la comuna capitalina hubo una transferencia del poder en beneficio de Adeom, el sindicato municipal, al que acatará ahora el nuevo intendente Bergara.
Hay ajustes que podrían hacerse al sistema electoral que resultan en teoría loables. Pero abrir ese debate en perspectiva de reforma constitucional nos embrollaría en discusiones peligrosas.