La semana pasada se anunció un nuevo mecanismo para la fijación del precio de los combustibles que viene a romper el sistema anterior basado en el precio de paridad de importación con frecuencia mensual. En efecto, a partir de ahora, y hasta que quede aprobada la ley de presupuesto, los precios de los combustibles se fijarán cada dos meses e incorporando otras variables, pretendidamente técnicas, que inflen los precios. El resultado evidente, como ya vimos en los nuevos precios anunciados, es un ajuste fiscal brutal descargado sobre el sector productivo y la sociedad en su conjunto.
El precio de la nafta, el gasoil y el supergás son muy sensibles para la población por razones por demás evidentes: influyen en el precio del transporte de carga y de pasajeros, en el precio de los bienes y servicios y, por tanto, directa e indirectamente en los costos que enfrenta la población. Utilizar estos precios para recaudar representa un ajuste fiscal de la peor calidad posible porque afecta el crecimiento y el costo de vida de los uruguayos de forma muy importante, pero tiene la gran ventaja de no requerir pasar por el Parlamento.
Lo que estamos viviendo es un déjà vu del período 2015-2019 en que el gobierno del Frente Amplio expolió a los uruguayos con precios muy por encima de los que pautaba la paridad de importación, lo que implicó un sobrecosto para la población de 1.780 millones de dólares. El lector puede refregarse los ojos pero, lamentablemente, está viendo bien: la cifra en la que fuimos explotados es escandalosa y sin precedentes en la historia nacional.
El nuevo gobierno ha iniciado la misma política de robar a los uruguayos con el precio de los combustibles. El anuncio de la semana pasade de que la nafta pasó a costar $ 78,47 por litro, por lo que tendrá una baja de $ 0,07, mientras que el gasoil pasará a costar $ 47,03, con una caída de $ 2,39 es una tomadura de pelo sideral teniendo en cuenta la reducción abrupta del precio del petróleo. Están haciendo caja de una forma burda y descarada aunque pretendan disimularlo con un nuevo “criterio técnico” que no resiste el menor análisis.
Las declaraciones del ministro Oddone acerca de que se pretende estabilizar el precio de los combustibles no son creíbles. Pretender “estabilizar” los precios de los combustibles cuando el precio del petróleo se hunde es lisa y sencillamente una estrategia de recaudación con toda la población como víctima y no tiene ninguna justificación posible.
Dejar atrás el mecanismo establecido por la LUC que nos dio la movilidad del precio de la nafta y el gasoil en consonancia con el movimiento del precio del petróleo es abandonar la transparencia y el respeto a los contribuyentes por decisiones arbitrarias y lesivas para los uruguayos.
Sería muy bueno que el Ministro de Economía y la Ministra de Industria concurrieran al Parlamento a dar explicaciones de por qué quieren meterle la mano en el bolsillo de forma tan brutal a toda la población, especialmente porque no tienen respuestas. En un gobierno que no ha anunciado una sola política nueva lo único claro a esta altura del partido es que va a aplicar un incremento de la presión fiscal de la población de grandes proporciones, que seguramente se complementará con otros en el presupuesto nacional que se presentará en unos meses.
Es indudable que el mecanismo fijado por la LUC era susceptible de cambios y mejoras. Es más, debe recordarse que fue la alternativa a la que se llegó luego de que el gobierno no pudiera aprobar en el Parlamento la libre importación de combustibles debido a la insólita oposición de Cabildo Abierto y buena parte del Partido Colorado. Si se hubiera aprobado la libre importación no sólo tendríamos precios más bajos hoy en día, también tendríamos un seguro contra la arbitrariedad y la voracidad fiscal del nuevo gobierno.
La sustitución de reglas claras y transparentes por la decisión a dedo del gobierno evidentemente termina perjudicando a la población. Es una contradicción, por cierto, de toda la trayectoria anterior de Oddone como economista y consultor, que ahora se pasa a la realpolitik sin escalas abandonando todo criterio técnico para recaudar más.
Este es el lamentable escenario al que deberemos conformarnos por los próximos cinco años, una pista más del retroceso al que estaremos sometidos con consecuencias muy duras para los uruguayos. Pero, buscándole el lado bueno, quizá sirva de lección y como contraste entre lo que es un gobierno frentista y uno coalicionista.