"Los vinos de Nando Parrado nos acercan mucho a su propia historia": el enólogo Matías Michelini en Uruguay

El winemaker argentino revoluciona el mundo del vino argentino e internacional y presentó las creaciones de Nando Parrado Wines en el Salón del Vino del Géant.

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Matías Michelini
Enólogo Matías Michelini.
Foto: Gentileza Matías Michelini.

Matías Michelini tiene más de 30 años de trayectoria en el mundo del vino. Nacido en Mendoza, Argentina, el winemaker se dio a conocer gracias a su enfoque audaz e innovador, su trabajo en el Valle de Uco y su pasión por expresar el terroir a través del vino.

Desafió los límites tradicionales e impuso una forma de entender la vitivinicultura que trasciende la técnica y “es una forma de vida en la que la libertad, la creatividad y el respeto, guían cada una de sus desiciones”.

Michelini visitó Uruguay y llegó al Salón del Vino de Geant de la mano de Nando Parrado Wines. El País conversó con el reconocido enólogo y lo que sigue es un extracto de esa charla.

—¿Qué conocía de los vinos uruguayos y qué destaca de Nando Parrado Wines?
—Asesoré una bodega en Carmelo del 2012 al 2014, así que pude conocer parte del terruño Uruguayo en esa época, siendo los primeros en incorporar huevos de hormigón para la fermentación de los vinos. Creo que los blancos, pinot Noir y tanat, son variedades que se destacan allí. También mi hermano Gerardo tiene una bodega en Garzón “Compañía Uruguaya de vinos de mar” y él elabora maravillosos albariños chardonnay y pinot Noir. En los vinos de Nando Parrado Wines destaco que se elaboran al pie de la cordillera de Los Andes y eso nos acerca mucho a la historia de Nando. Mendoza es un lugar muy especial para él y de allí salen las uvas que usamos para elaborar sus vinos. Compartimos historias y recuerdos cada vez que descorchamos una botella. El proyecto cuenta con tres tintos de Malbec y cabernet franc y un blanco de sauvignon blanc, que estamos prontos a lanzar.

—¿Cómo define su filosofía enológica y cómo ha evolucionado a lo largo del tiempo?
—Trabajamos nuestras viñas propias, nuestros cultivos son trabajados con agro ecología y viticultura biodinámica. Somos una familia que trabaja la tierra y cuida de sus viñas durante todo el año, vivimos dentro de nuestro terruño y eso nos lleva a tener un entendimiento muy profundo y dedicado del lugar donde nacen las viñas, somos productores artesanos y estamos vinculados al proceso en todas sus etapas. Nuestros vinos hablan de un paisaje que encerramos en cada botella.

—¿Qué vino o momento cambió su forma de entender esta profesión?
—A principios de los 2000 probaba muchos vinos de todo el mundo, la mayoría me gustaban (por que me gusta mucho el vino). Algunos pocos, contados con los dedos de una mano, me emocionaron al probarlos. Esto me llevó a viajar y a conocer los productores de vino que eran especiales o, por lo menos, lo eran para mí. Descubrí que todos ellos eran viticultores ecológicos y biodinámicos. Esto cambió el enfoque en mi cabeza. Dejé de trabajar como enólogo en bodegas convencionales y armamos Enfoque en el 2009, junto a Ceci, ionate wine, nuestra bodega personal y familiar. También junto a mis hermanos desarrollamos Superuco, bodega biodinámica también que comparto con ellos.

Vinos Matías Michelini
Vinos de Matías Michelini.
Foto: Gentileza Matías Michelini.

—¿Qué significa “intervención mínima” en la elaboración del vino y cómo se traduce en sus prácticas cotidianas?
—Intervención minimalista se refiere especialmente a las prácticas en bodega, donde dejamos de lado la tecnología desmedida que estandariza los vinos y ponemos nuestro cuerpo y energía al cuidado del proceso de elaboración del vino. No usamos químicos ni en la viña ni en la bodega, mucho menos levaduras fabricadas en países lejanos que luego secan y que traen el carácter de lugares diferentes donde nacen nuestros vinos. Dejamos que las levaduras de nuestro lugar “autóctonas” hagan su trabajo. Tampoco usamos clarificantes o correcciones de acidez, ¡dejamos que el lugar se exprese tal cual es! Claro que nuestras viñas están en lugares y paisajes extraordinarios para el vino. El trabajo en la viña sí cambia un poco, ya que intervenimos todo el tiempo al cuidado de nuestras plantas como jardines, es un trabajo muy dedicado y de todo el año. No podríamos decir mínima intervención en nuestra viña ya que estamos encima de ellas todo el tiempo, para regarlas, podarlas, desbrotarlas y luego cosecharlas en forma manual. Eso sí es una intervención con gran respeto a la naturaleza, el entorno y su paisaje. Demás está decir que no usamos ningún químico en ellas, producimos nuestros propios compost, que fortificamos con preparados que hacemos a base de hierbas medicinales. Trabajamos duro en la salud de nuestros suelos para que las plantas no enfermen, entonces es un trabajo sobre la salud y no sobre la enfermedad como hace la agricultura convencional.

—¿Cuál de sus vinos siente que es el más representativo de su estilo hoy y por qué?
—Matías Michelini Agua de Roca, un sauvignon blanc de una parcela que planté en el 2007 en la IG San Pablo de Valle de Uco. Un vino que refleja el carácter de la montaña como ninguno, fresco, mineral , austero y casi eléctrico. Es de producción pequeña como su parcela, hacemos entre 3.500 y 3.700 botellas al año y se distribuye en 15 países.

Vinos tentadores

Salón del vino del Geant

La 24º edición se realiza hasta el lunes 9 de junio, en los locales de Géant en Parque Roosevelt y Nuevocentro. Este evento tienta con 58 stands con la participación de 28 bodegas uruguayas y 34 internacionales, entre las que figuran prestigiosas etiquetas de Argentina, Chile y España. Uno de los destacados de esta edición es la línea de vinos Nando Parrado Wines. El proyecto, impulsado por uno de los sobrevivientes de la tragedia de los Andes, rinde homenaje a la vida y a su padre, Seler Parrado.

—Su enfoque en vinos de altura y en suelos específicos es muy marcado. ¿Qué ha descubierto del Valle de Uco que aún lo sigue sorprendiendo?
—Valle de Uco no es solo un paisaje maravilloso enmarcado por la cordillera de Los Andes; su clima de montaña, sus suelos de arrastres y descomposición de la misma cordillera, su altitud y la misma agua de deshielo que usamos para regar las viñas hacen de este lugar un terruño único y muy especial para la elaboración de vinos de gran personalidad y carácter. Vivo aquí y estoy enamorado de este lugar, tuve la suerte de nacer en el lugar donde el vino es cultura, tradición y familia. ¡Valle de Uco nunca dejará de sorprendernos!

—¿Qué aprendió de sus hermanos (Gerardo, Juan Pablo y Gabriel) en el trabajo conjunto como familia vitivinícola?
—Trabajar con mis hermanos ha sido uno de los regalos más grandes de la vida, cada uno de ellos aporta su carácter y amor por el vino de forma muy especial. Siempre juntos sentimos que somos mejores y que nos potenciamos. Juan Pablo aporta la frescura, Gabriel la espiritualidad y Gerardo la inteligencia.

—¿Cómo le gustaría que lo recuerden dentro del vino argentino e internacional?
—Creo que me recordarán como ¡el responsable de la revolución del vino Argentino!

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