Redacción El País
Más allá de suplementos y medicamentos, tres alimentos ancestrales —presentes en diversas culturas durante siglos— emergen como grandes aliados para la salud. Conocidos como el "oro blanco" por su valor nutricional y su apariencia, estos alimentos actúan en el intestino como reguladores de la microbiota.
Sus efectos no solo mejoran la digestión, sino que también influyen en el estado de ánimo, los niveles de energía y la capacidad del cuerpo para combatir infecciones. El secreto está en los millones de microorganismos vivos que aportan en cada porción.
Tres poderosos aliados para la salud intestinal
El intestino, uno de los órganos más complejos y determinantes para el bienestar general, alberga billones de bacterias que no solo facilitan la digestión, sino que también fortalecen el sistema inmunológico. Cuando este equilibrio se altera —por estrés, antibióticos o una dieta poco saludable—, las defensas se debilitan, aparecen problemas digestivos y aumenta la susceptibilidad a enfermedades.
Para restaurar este delicado ecosistema interno, tres alimentos tradicionales han recuperado su protagonismo:
1. Yogur natural
Elaborado mediante la fermentación de la leche con cultivos bacterianos, el yogur natural es rico en probióticos como los lactobacilos, que favorecen la repoblación de bacterias benéficas en el intestino. Consumido sin azúcares añadidos ni aditivos, se convierte en un aliado clave para la digestión y la salud ósea, gracias a su aporte de calcio y vitaminas del grupo B.
Expertos en nutrición destacan sus propiedades prebióticas, que fortalecen la microbiota y potencian el sistema inmunitario. Opciones como los yogures enriquecidos con vitamina D mejoran aún más la absorción de calcio, beneficiando a personas de todas las edades.
2. Kéfir
Originario del Cáucaso, el kéfir es una bebida fermentada que se produce mediante la acción de granos compuestos por levaduras y bacterias. Su principal ventaja radica en la diversidad de cepas microbianas que contiene, lo que lo convierte en un excelente regenerador intestinal, especialmente después del consumo de antibióticos.
Además de mejorar la digestión, el kéfir favorece la absorción de nutrientes esenciales y aporta vitaminas y minerales clave. Su versión en agua o leche lo hace accesible incluso para quienes evitan los lácteos.
3. Chucrut

Tradicional en Europa del Este, el chucrut se obtiene de la fermentación de la col blanca, lo que potencia sus propiedades probióticas. Este alimento no solo equilibra la microbiota, sino que también alivia molestias digestivas como el estreñimiento y los gases.
Su sabor ácido y textura crujiente lo hacen ideal como acompañante en ensaladas y platos principales. Además, refuerza el sistema inmunológico y contribuye a la salud intestinal.
Más que digestión: efectos en el ánimo y las defensas
La conexión entre el intestino y el cerebro —conocida como eje intestino-cerebro— explica por qué un microbioma equilibrado influye en el estado de ánimo y la respuesta al estrés. Los alimentos fermentados estimulan la producción de neurotransmisores como la serotonina, asociada al bienestar emocional, y fortalecen las defensas contra virus, bacterias y alérgenos.
Incorporar estos alimentos de forma regular, sin depender de productos industrializados, puede marcar una diferencia profunda en la salud integral. En tiempos donde la prevención es clave, el "oro blanco" de la fermentación se revela como una herramienta ancestral, viva y eficaz para cuidar el cuerpo desde dentro.
Este enfoque nutricional no solo fortalece el organismo, sino que también promueve un equilibrio emocional esencial en épocas de ansiedad y estrés. Así, la tradición de consumir fermentados se renueva, integrándose como una opción accesible, nutritiva y llena de sabor para una vida más saludable.
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