Como un perchero ambulante, Catalina Ferrand camina por Pocitos cargando bolsos, mochilas y viandas que le cubren el cuerpo. Llega a la entrevista con Sábado Show y revisa la hora para llegar a tiempo a buscar a sus hijas Cayetana y Simona por sus actividades extracurriculares. Se encuentra ejerciendo su rol de madre, el más importante de los tantos que desempeña esta multifacética mujer que se ganó un lugar de renombre en el ambiente artístico a través de su trabajo en teatro, carnaval, redes, y, sobre todo, la televisión.
En el último año, su vínculo con la pantalla fue atípico: participó del reality show culinario Fuego Sagrado, del que dice solamente haberse llevado “mucho estrés”, y ahora es la anfitriona digital de Tu Cara me Suena (Canal 12), un rol que asegura que le “quitó años”. Sin embargo, advierte “no haber claudicado” y querer volver a colocarse los zapatos de conductora. Antes de su vuelta al escenario junto al exelenco de La Culpa es de Colón en Noche de Amigas, la comediante habla de amor, prejuicios, trabajo y revela a cuál programa de otro canal le dijo que no.
-¿Cómo te sentís en este nuevo rol de host digital que desempeñás en Tu Cara me Suena (Canal 12)?
-Me gusta mucho el espíritu que tiene este trabajo. Me coloca en un lugar muy fresco. Las redes es el medio en el que me estoy manejando más, es la plataforma en la que muestro quién soy y mi lugar para estar cerca de la gente. Es un trabajo que me exige hacer copetes más concretos y contenidos más rápidos. Fue una bocanada de aire fresco y cuando me veo siento que me quitó años.
-Además es en el marco de una superproducción del canal.
-Sí, es un formato que muestra mucho talento y a mí lo artístico me conmueve. Me gusta ver el trabajo de maquillaje, peluquería, la puesta en escena, los artistas emergentes que están participando. Fue un trabajo enorme de las distintas áreas del canal y ser parte de eso es buenísimo. Lo que yo hago en redes se ve iluminado por todo un programa como este.
-En Fuego Sagrado (Canal 12) el año pasado no te pasó lo mismo.
-No, ahí no me sentí cómoda. Tengo un grado de cariño muy grande por el canal, entonces donde quieren que esté voy a estar. Eso lo agarré sabiendo que no lo iba a disfrutar y no lo disfruté. No conecté. No me gusta competir, no me gusta ser observada ni evaluada. Lo único que me dejó el programa fue un estrés espantoso. Es cierto que ahí uno aprende muchas cosas, pero a mí no me importaba aprender nada de eso (risas). La televisión no me seduce tanto como para querer estar de cualquier manera, y ese programa no era para mí.
-El público te había comprado como conductora, ¿estás con ganas de volver a ese rol?
-En algún momento voy a querer volver a conducir. Me gané ese lugar y demostré que soy una de las conductoras fuertes de nuestra televisión. Suena engreído decirlo, pero tengo devoluciones de la gente que me pregunta “cuándo te vamos a volver a ver en la televisión”. He descartado propuestas por sentir que no eran para mí. Soy muy agradecida de las propuestas que recibo, y también entiendo que en algún momento tengo que hacer el quiebre para recuperar el lugar que me gané y no quiero perder con el correr de los años. Yo celebro que la televisión sea renovación, pero no voy a claudicar. Quiero volver. Siento que en un momento va a ocurrir, pero no por eso dejo de ver el lindo presente que tengo y la vorágine que he vivido estos años siempre con lindos proyectos.
-¿Podés contar cuál proyecto descartaste?
-Sí, en un momento Canal 4 manejó mi nombre como conductora del reality show Maestros del Hogar. El programa iba a ser muy bueno y el estudio era impresionante. Sin embargo ese tema y ese tipo de conducción no eran para mí. Estoy contenta de ver ahí una cara como la de Leticia (Fernández). Yo la veía en un programa que hacía con (Luis) Carballo y sentía que tenía ese ángel que se necesita en la televisión. Me alegré mucho por ella.
-¿No hay lugar para caras nuevas en la televisión?
-En esta segunda temporada de Tu Cara me Suena entraron muchas caras nuevas. Hay que abrir la puerta a renovar, porque sino así como es un país de viejos va a ser un país de conductores viejos. Por eso me gustan los streaming: miro Aweno, los programas de farándula de Sebastián Oreiro, a Richard Galeano. Me gusta que haya gente diferente. No puede ser que siempre sean los mismos y todos iguales. Ya sabés el tipo de conductor que tiene Canal 12, el que tiene Canal 10 y el que tiene Canal 4. Hay que abrir, la televisión tiene que ser democrática. Me gusta ver gente que sale de lo políticamente correcto y se la juega como los que hacen streaming. Es un medio que le abrió las puertas a gente que en los canales tradicionales no se las hubieran abierto ni locos.

-Volvés a presentar Noche de Amigas (Teatro Movie) junto al grupo de “las colonas”, ¿qué implica para vos volver a salir a escena con este elenco?
-Es el bálsamo más hermoso. Es muy divertido lo que pasa cuando estamos juntas y la gente nos recibe como si fuéramos estrellas. No sabés lo que son los gritos y las risas de la gente. Estamos muy agradecidas con el público que agota todas las funciones. En la obra somos nosotras al 100%. Nos amamos de verdad y no es habitual que eso pase en un grupo de trabajo. Yo estoy desde 2003 en televisión y me hice amigas, pero un grupo como este nunca.
-¿Surgen discusiones o hay amor todo el tiempo?
-Nunca hubo una discusión. Hace cinco años que somos amigas y nuestra amistad solo creció. Tenemos un amor incondicional como si fuéramos amigas de toda la vida.
-El grupo también lo integraba Jimena Vázquez, ¿por qué se alejó?
-Nos queremos, pero ella prefería darlo todo al carnaval y a su veta como actriz. Para ella esto era un juego. A nosotras nos conmueve tener proyectos juntas, pero ella no quiso seguir tirando fichas a este perfil que no le interesó.

-Tu marido Federico Buysan se fracturó el peroné a fines del año pasado, ¿cómo impactó en las vacaciones familiares?
-Fue un embole. El jugó al fútbol durante todo el año pasado y justo en diciembre se tropezó en el pasto y se lesionó. Me dio pena por él y además trastocó nuestras vacaciones. Siempre pueden pasar cosas peores, pero en el momento lo lamentamos mucho.
-Vos hablás más de la intimidad de la pareja públicamente, ¿cómo lo toma él?
-Se mata de risa. Le preocupa cuando digo algo de fútbol y le terminan pegando a él, pero en general se divierte. Él es muy seguro y jamás me dijo “tené cuidado con hablar de esto”. A mí me gusta hablar con la verdad.
-En varias oportunidades te han preguntado sobre el inicio de la relación, cuando él todavía estaba casado, ¿él cómo procesa el manejo público de su historia?
-Perfecto. Él es totalmente natural. En eso hablamos el mismo idioma. Lo que cansa es la repetición de la historia. Pero lo cierto es que nos llevamos todos divino y hay un respeto brutal. Cuando me lo preguntan lo repito con énfasis porque lo disfruto. Lo hemos resuelto bien y somos una familia grande que se quiere muchísimo. Una de mis grandes satisfacciones es haberme casado con un hombre que tenía dos hijos maravillosos como Joaco y Flo y ver en ellos la solidez emocional que uno desearía en cualquier hijo que atraviesa la separación de sus padres. Esa situación siempre es difícil, pero en nuestro caso se dio de forma orgánica. No deja de ser un gran desafío que te quieran y te acepten sin algún tipo de incomodidad.
-¿Vos también conservás diálogo con tus exparejas?
-Sí, me llevo bien con todos. Parte de lo que soy se lo debo a Agustín, mi primer marido. Yo me puse de novia a los 18 años, me casé a los 25 y me separé a los 32. Y lo adoro, no podría no hablar con él o no saber de él. Por supuesto que pasamos por momentos difíciles, me dolió mi frustración y el dolor que generé en los demás. Es una de mis grandes heridas, aunque esté totalmente cerrada. Lo voy a amar hasta el día que me muera. Fede lo sabe, me escucha hablar con él y está todo bien. No sé estar mal con las personas. He tenido que pedir perdón muchas veces y me han tenido que pedir perdón, pero necesito estar bien con quienes pasaron por mi vida. Uno es lo que es en parte por la gente con la que se amó, en el error y en el acierto.
-¿Saliste con algún famoso antes de Buysan?
-Jamás. Nunca estuve con un famoso. No estuve con mucha gente en mi vida; siempre estuve de novia.
-Oscilás entre un perfil de “pituca” del que te reís, y el de popular, llegando incluso a salir en carnaval, ¿has vivido en cada entorno prejuicios sobre el otro?
-Sí, hay. La gente que me rodea a mí, por ejemplo, es reprejuiciosa. Los entiendo. Son mis amigos de toda la vida y no consumen carnaval. Pero yo crecí en una casa muy plural. Mi padre era muy socialista y estuvo preso en dictadura por ser amigo de tupamaros. Y por otra parte tengo un tío que era coronel. Aprendí a hacerme eco de todo lo diferente. No vengo de familia carnavalera, pero igualmente es algo que me emociona. Voy a ver ópera y carnaval. Negarme a algo popular es perderme una oportunidad divina de crecer.
-¿En carnaval siempre te recibieron bien?
-Sí, y el que no me recibe bien se lo pierde. El que me señala como pituca no sabe quién soy. Yo no voy a renegar de haber ido a colegio católico y haber nacido en Pocitos. Pero tengo clarísimo quién soy.
-¿Sentiste en algún momento culpa de clase?
-Cero. Soy una persona criteriosa y prefiero cuidarme con mis palabras para no herir a nadie. Pero cualquier persona que me conoce ve esas virtudes en mí. No importa con quién esté, yo soy siempre yo. Tampoco voy a mentir ni pedirle perdón a la gente. Por Manga pasé tres veces. Pero lo importante no es eso sino quién soy yo. Lamento por el que me quiera encasillar.