Le dicen Pescado, pero por lo que ataja bien podría ser Pulpo. Fue la figura de Peñarol en la Copa Libertadores de futsal y además ayudó con tres asistencias y un gol en los últimos cuatro partidos. El torneo de Mathías Fernández fue superlativo y, mientras disfruta de reencontrarse con su esposa y su hija, deberá tomar una decisión que antes postergaba.
La emoción todavía lo desborda. “Todavía no caímos. Lo soñamos muchas veces y tengo la emoción a flor de piel porque quedamos en la historia de Peñarol y de la disciplina en Uruguay”, sostuvo el arquero aurinegro, emblema del equipo campeón.
La conquista estuvo cargada de simbolismos. Apenas terminó la final (3-1 vs. Magnus), pensó en los suyos. “Lo primero que me acordé fue de mi familia, de mi hija y mi esposa, de mis padres y de mucha gente que en años anteriores estuvo con nosotros y no pudo estar presencialmente en esta Copa: de Pablito Lanza, la Mole, el Pelado Diego y dirigentes que han sido parte de la historia del club”, reconoció.
Un camino de resiliencia hacia la gloria: "Era una locura"
El camino no fue fácil. Después de perder la final en 2022 y lograr un tercer puesto el año pasado, el equipo volvió a intentar. “A veces decís ‘Era hasta acá, pero insistimos’. Mucho trabajo, humildad, sacrificio. Había que trabajar más y apuntar a los detalles que te dan el título. No es todo corazón y meter: hay que tener un plan para cada partido”. Una derrota en el segundo partido pudo ser letal, pero el grupo reaccionó. “Nos hicimos muy fuertes en el día a día, incluso con los extranjeros. Me saco el sombrero con ellos. Nunca una mala cara. Era una locura porque en 25 años ningún equipo uruguayo le había ganado a un brasileño, pero sabíamos que para ganar la copa teníamos que lograrlo”.
Ese partido clave fue contra ville. “Fue el quiebre para demostrar que sí se puede. Hicimos un partido perfecto, concentrados, con ayuda también de los palos -se ríe-, pero fue fundamental para quedar del otro lado de la llave y cruzarlos en la final”, valoró.
El crecimiento del equipo también pasó por el control emocional. “Maduramos mucho como personas, jugadores individuales y como grupo. Facu Ruscica (entrenador) trabaja mucho lo mental. Tiene un máster en desarrollo neuronal. Un equipo campeón tiene que saber sufrir, en el buen sentido, no volverse loco y aprovechar sus momentos”, destacó.
En semifinales, dos expulsiones no les impidieron avanzar. “Eso marca. Si Magnus estaba mirando ese partido dice: ‘Estos locos están preparados’. Con arquero-jugador nos hicieron solo un gol en toda la copa y en la final estar 1-0, ponerte 2-0 y que te anulen un gol así, también te podía golpear, pero el objetivo era clarísimo”.

Está en su prime: figura de la Libertadores de futsal
A nivel individual, fue su mejor torneo. “Estoy en el mejor momento de mi carrera. En cuanto al juego con los pies es mérito de Facu y de Gaby de Simone, el técnico de la selección, que me impulsó a adaptarme al juego actual. Me vio con capacidad, me insistió y lo trabajé: fue mucho trabajo invisible”.
La unión del grupo también fue clave, incluso con los extranjeros. “Tenemos jugadores con mucho vestuario. Ribeirão al tercer partido me dijo que estaba enamorado de cómo nos llevábamos y cómo los incluimos. Jean do Carmo en un mes va a jugar en el Anderlecht, puso en riesgo su carrera por una posible lesión y se brindó al 100% todo el tiempo”.
Futuro: el suyo y del deporte en Uruguay
Más allá del título, Fernández espera que el logro impulse al deporte en Uruguay. “Ojalá sirva para que los clubes sigan apostando. Yo era uno de los que se quejaba de que no se transmiten los partidos y solo lo hacía Peñarol. Ojalá esto le moje la oreja a la AUF para ver que se puede”.
Además de jugar, Pescado también es parte de un proyecto y dirige. “Formar jugadores es clave. En Club Victoria comenzamos en Sub 10 y les enseñamos control y movimientos básicos; ganamos ocho años de ventaja a la edad que arrancan en AUF. ‘Futsala’ llegó de Argentina con De Simone y va a ser un antes y un después”, confió.
Con todo logrado en Peñarol, el arquero evalúa su futuro. “Me agarraste en un momento complejo en cuanto a llamados, tengo propuestas fuertes sobre la mesa. Siempre tuve esa espinita de jugar en una liga top. Antes cerraba esas puertas, pero hoy las estoy analizando con más claridad”, dijo el campeón.

Previo a esta Copa Libertadores, nunca antes un equipo uruguayo había podido vencer a uno de Brasil. Peñarol lo hizo dos veces: ante ville en fase de grupos y venciendo a Magnus en la final.
20 de los 23 campeones que tiene el torneo hasta ahora son brasileños: solo Cerro Porteño de Paraguay, San Lorenzo de Argentina y ahora el aurinegro rompen con esa hegemonía.
En las últimas cuatro ediciones Peñarol subió tres veces al podio: fue vicecampeón en 2022, tercero en 2024 y se consagró esta temporada.
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