Es 13 de mayo de 2025. Es martes 13. Y por las calles de la avenida 18 de Julio en Montevideo hay rostros serios, que, sabidos o no, de la noticia del fallecimiento del expresidente José Mujica (89), se muestran serios al fin.

El mundo del fútbol también está conmovido por un acontecimiento que dio a conocer esta tarde a través de su cuenta de X (antes Twitter) el actual presidente de la República, Yamandú Orsi, y que en pocos minutos se convirtió en un suceso de impacto mundial.

Nacional fue uno de los primeros clubes en hacer referencia a la muerte del líder del Movimiento de Participación Popular (MPP), quien no asistió a votar el pasado domingo en las elecciones departamentales debido a su complejo estado de salud.

"El Club Nacional de Football extiende a su familia, amigos y allegados su más sentido pésame", expresó la institución por intermedio de sus redes sociales.

Más tarde llegó Peñarol, aunque antes apareció el saludo de Cerro, club con el que se identificaba el también exsenador, exministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, entre otros roles: "Ante el fallecimiento del expresidente de la República, José Mujica, el Club Atlético Cerro extiende a su familia, amigos y allegados su más sentido pésame".

La historia de Mujica y el fútbol tuvo su génesis en Paso de la Arena y luego se trasladó hasta su chacra del Rincón del Cerro, una zona rural de Montevideo donde vivió durante décadas con su perra, Manuela, y hasta el final de su vida con su esposa, Lucía Topolansky, otra fiel compañera: "Paso de la Arena fue el barrio donde yo nací, pero cuando yo era botija no existía ese cuadro, entonces me quedó Cerro”. Fue a ver al equipo de sus amores poco después de asumir en 2005, como ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, cuando el presidente era Tabaré Vázquez.

Tal vez porque el fútbol, según él, se transformó en un "negocio". Tal vez porque los sueldos de algunos jugadores "ofenden" —aunque "no es culpa de ellos"—. O porque los años le minimizaron la pasión por el deporte... Pero llegó un día en el que Mujica se alejó de las canchas y dejó de ser habitual verlo en las tribunas.

"Se fue transformando en un negocio. Un negocio que en parte tiene arte, magia. Pero claro, las sociedades modernas y actuales se caracterizan en transformar en negocio hasta los suspiros. Todo es negocio. El fútbol, también. Puertas atrás tiene cosas dolorosas", dijo alguna vez.

Foto: Presidencia.

Entre sus intervenciones más recordadas, está la defensa a Luis Suárez inmediatamente después de que fuera sancionado en Inglaterra por racismo contra el jugador Patrice Evra (2011): “Sabemos que no es racista, no lo ha sido nunca y no lo será, e irá aprendiendo a los golpes modales en la relación ante la sociedad”.

Años después, también le dio su apoyo cuando la FIFA lo expulsó del Mundial de Brasil 2014 tras la mordida al italiano Giorgio Chielini. En diálogo con Sergio Gorzy, de Cámara Celeste, el expresidente apuntó contra la FIFA en un tono pícaro: "Los de la FIFA son una manga de viejos hijos de pu...". La toma lo muestra tapándose la boca después de aquella expresión.

Ante la repregunta del periodista sobre si podía publicar el fragmento, Mujica le contestó que sí y, sin saberlo, desató una ola de repercusiones en todo el mundo.

En el Mundial previo, jugado en Sudáfrica (2010), no había podido estar por razones de salud. Fue entonces cuando Topolansky habló por su pareja y bromeó: "Para ir a Sudáfrica hay que darse 4.025 vacunas, y no es bueno por la enfermedad autoinmune que tuvo Mujica. No tiene mi permiso”. En el regreso de los jugadores de la selección a Montevideo, igualmente, fue la principal cara visible que les dio la bienvenida en las inmediaciones del Palacio Legislativo.

SANTI CARNERI/EFE

"Lo viví con el dedo apretando a una lámpara para poder escuchar una vieja radio Edison. Probablemente fue una de las emociones más grandes que tuvo la historia de nuestro fútbol. Nunca vi una fiesta popular tan grande. Me quedó grabado para siempre", dijo a radio Rivadavia de Argentina.

"Ahí en los 50 hubo una huelga. La capitaneaba Obdulio Varela. Todos los jugadores andaban medios peleados. Y sin embargo se dio. Después de eso se dieron unos pases a Italia. Pagaron a Schiaffino como US$ 300.000, un disparate para esa época. El que fue golero suplente en el Maracaná, Anibal Paz, en su juventud le pagaban un chorizo y una cerveza cuando ganaba", comentó también.