Vishnu y Shiva son 2 de las deidades principales, que, junto con Brahma, conforman la Trimurti, representando los 3 aspectos de la realidad: creación, preservación y destrucción.

Vishnu es el dios preservador, responsable del equilibrio del universo. Shiva, por otro lado, es el dios destructor, encargado de limpiar el universo para dar paso a una nueva creación. El Hinduismo nos habla de los equilibrios que uno puede extrapolar a cualquier sistema u organización conformada por seres humanos.

Hay un cierto orden en nuestro caos. Medio Uruguay tratando de preservar valores y otro medio país buscando destruirlos. Para el Hinduismo no existe perversidad ni en Vishnu ni en Shiva. Los 2 cumplen una misión de equilibrio en el universo. Se preserva para que todo no se vaya al diablo y se destruye para cumplir un ciclo positivo de renovación.

Nosotros podríamos jugar con la analogía de alternancia en el poder y conformarnos con ir cumpliendo el equilibrio virtuoso que nos enseña el Hinduismo. Pero no tengo buenas noticias al respecto. Ni siempre preservamos teniendo claro qué valores queremos mantener. Ni menos destruimos planteando un proyecto sesudo enseñando hacia dónde vamos.

Cayendo en un ejercicio simplista de identificación de Vishnu como la Coalición Republicana y de Shiva como el FA, nuestra democracia hoy se ve amenazada por la AUSENCIA DE PROPÓSITO en nuestros falsos dioses de la India. La Coalición -a pesar de haber realizado un buen gobierno- no tuvo firmeza y menos unidad en mostrar a los uruguayos los resultados de su camino.

El FA como fuerza destructora de todo lo hecho por Lacalle y cía., hoy nos revela la más absoluta carencia de un plan Maestro. Ni siquiera sabemos si Shiva es Orsi, el Pacha o Díaz. Todo es improvisación o pequeños golpes de timón que intentan disimular una inacción que amenaza al país a un futuro estancamiento.

Un presidente al que se le caen ministros y jerarcas simplemente por el hecho de no haberse tomado el mínimo trabajo de chequear sus conflictos de intereses. Maniobras desprolijas para “llenar el ojo” con compras insólitas como la de la Estancia Ma. Dolores. O el cierre de la Biblioteca Nacional. Y de yapa la burda reducción de 0.07 del precio de la nafta con la burda intención de disimular un cambio de parámetros de ajuste futuros del precio del combustible que serán oscuros impuestos encubiertos sin ley que los respalde.

Nos distraen con James Bond para que nos enojemos con lo trivial mientras nos entierran de cabeza con el 1.5% futuro de factor estabilizador.

En resumen. Mientras Vishnu tiene disputas internas y hasta le “compran” algunas almas en pena con embajadas; a Shiva no se le cae ni una idea respecto de cómo conducir a es-te país. Salvo destruir lo bueno que se pudo haber hecho en el periodo pasado.

No me extrañaría que pronto Shiva se nutra del plan Marcelo Abdala de reducción de jornada, aceptación de las ocupaciones y piquetes, bajar edades jubilatorias y otras atrocidades que dañen nuestra economía y coexistencia Republicana. Pero ese demonio no pertenece al Hinduismo.

En todo caso sería nuestro local hijo de Buda (Frade dixit).