Con información de AFP y EFE
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ordenó ayer domingo una “investigación exhaustiva” de las causas de la explosión ocurrida el sábado en el mayor puerto comercial de Irán, que dejó al menos 40 muertos y más de mil heridos.
“Los responsables de la seguridad y de la justicia deben llevar a cabo una investigación exhaustiva, para descubrir cualquier negligencia o intención” de causar esta explosión, señaló Jamenei en un comunicado. El presidente iraní, Masud Pezeshkian, que también había ordenado la apertura de una investigación, visitó ayer el puerto, que seguía preso de las llamas.
La detonación se produjo en el puerto de Shahid Rajaee, situado cerca del estrecho de Ormuz en el sur de Irán, y por donde pasa un 85% de las mercancías del país y una quinta parte de la producción mundial de petróleo.
“De momento, 40 personas perdieron la vida debido a heridas causadas por la explosión”, informó en televisión Mohammad Ashouri, responsable de la provincia de Hormozgan, en el sur de Irán, donde se encuentra el puerto de Shahid Rajaee.
“Intentaremos ocuparnos de las familias que perdieron a sus seres queridos, y atenderemos a las personas que resultaron heridas”, afirmó el presidente Pezeshkian, según imágenes retransmitidas por la televisión iraní. En una foto divulgada por su oficina, se ve al mandatario junto a un hombre herido en la explosión.
Incendio en un depósito de materiales químicos
La explosión se debió probablemente a un incendio en un depósito de materiales químicos, según la oficina de aduanas, y fue tan potente que se sintió y escuchó a más de 50 kilómetros, indicó la agencia de noticias Fars.
Una densa humareda negra era aún visible en el lugar de la explosión, según secuencias difundidas ayer domingo por televisión. El diario estadounidense The New York Times informó que una persona vinculada a la Guardia Revolucionaria iraní dijo en condición de anonimato que la explosión se debió al perclorato de sodio, compuesto utilizado en combustible sólido para misiles.
El puerto de Shahid Rajaee, próximo a la ciudad costera de Bandar Abás, cuenta con un gran número de almacenes repartidos por 2.400 hectáreas, el equivalente a unos 3.400 campos de fútbol.
Aviones y helicópteros aún trataban ayer de extinguir las llamas, según imágenes de la televisión estatal. En el terreno trabajaban también los bomberos.
Rusia, estrecho aliado de Irán, ordenó el envío de “varios aviones con especialistas” del Ministerio de Situaciones de Emergencia para ayudar a combatir el incendio, informó la embajada de Moscú en Teherán.
Las autoridades cerraron las carreteras que conducen al lugar de la explosión y los medios de comunicación iraníes son los únicos habilitados para sacar imágenes de la zona. Todos los establecimientos educativos de Bandar Abás permanecieron cerrados ayer.
El Ministerio de Salud instó a los residentes a evitar salir “hasta nuevo aviso” y a utilizar mascarillas protectoras.
Las autoridades decretaron un día de luto nacional para hoy lunes, y tres días a partir de ayer en la provincia de Hormozgán, de la que Bandar Abás es la capital. La ciudad, de unos 650.000 habitantes, alberga la principal base naval iraní.
No se han difundido cifras sobre la cantidad de empleados que estaban en el puerto en el momento de la explosión, que se produjo cerca del mediodía (08H30 GMT), en un día laborable.
Hezbolá se solidarizó con Irán
La ONU y países como Arabia Saudita, Pakistán, India, Turquía y Rusia, ofrecieron sus condolencias tras la tragedia. La embajada de Alemania en Teherán publicó en Instagram: “Bandar Abás, estamos de luto con ustedes”.
El grupo terrorista libanés Hezbolá también expresó su solidaridad por el “trágico accidente”.
La explosión se produjo justo cuando se celebraban en Omán conversaciones sobre el programa nuclear de Teherán entre Irán y EE.UU., enemigos desde hace cuatro décadas. Israel, que sospecha que Irán quiere adquirir armas nucleares, lleva años librando una guerra en la sombra contra Teherán, su enemigo jurado, para contrarrestar su influencia regional.