En los antepasados del presidente de la República, Yamandú Orsi, hay una mujer negra esclavizada de ascendencia africana, de pueblos originarios, fundadores de Montevideo y Buenos Aires, un carpintero cuyo oficio se puede apreciar en la Iglesia Matriz y hasta un invasor portugués.
Esta información que el propio Orsi desconocía fue el resultado de cuatro años de investigación a cargo de Jorge Redes Castilla, un canario nacido en Sauce, descendiente de italianos y españoles, apasionado -casi obsesionado- por la elaboración de árboles genealógicos. El desafío de este trabajo radica en su escala exponencial: donde hay dos padres, hay cuatro abuelos, ocho bisabuelos, y así sucesivamente.
A medida que se identifican nuevas generaciones de antepasados, el árbol se expande y se ramifica, hasta involucrar, entre padres e hijos, a miles de personas conectadas por la sangre y la historia.
A Redes le intrigaba el origen del intendente que gobernaba Canelones y con mucho esfuerzo, porque la información era escasa, logró armar un árbol bastante completo hasta la tercera generación de abuelos. Detectar que un tatarabuelo de Orsi, llamado Santiago Pizano, nació en un pueblo de la provincia de Sabona y radicado en Santa Rosa se convirtió en el zapatero del pueblo, es una tarea medianamente sencilla para el investigador.
Pero tirar de esos hilos hacia el pasado se va haciendo cada vez más difícil y todo se convierte en un “trabajo de hormiga”, como sostiene Redes.
La confección de un árbol genealógico no solo implica conocer nombres completos y fechas de nacimientos, casamientos y defunciones, el secreto es rearmar la vida de cada uno de los antepasados, incluyendo origen, profesión, viajes, etc. Porque de nada sirve un listado de nombres y apellidos si no se conoce la historia de vida detrás de cada uno de ellos. Con ese árbol armado hasta la tercera generación, Redes llamó por teléfono a la intendencia y ante la secretaria del jefe comunal se presentó como un genealogista que tenía información para presentarle a Orsi.
“Pensé que no me iba a devolver el llamado, pero a los cinco días su secretario me dijo que tenía fijada una cita de 45 minutos. Y al final duró casi tres horas, Orsi suspendió todo lo que tenía porque se enganchó muchísimo con el tema. Había mucha información de su familia que él no conocía. Orsi me dijo ‘esto es un antes y un después para mí’. A la gente le pasa siempre lo mismo, con suerte conoce el nombre completo de sus bisabuelos y hacia atrás no saben más nada”, cuenta Redes. “Todos tenemos una rica y fascinante herencia de nuestros antepasados que desconocemos, pero está allí invisibilizada a la espera que la convoquemos”, comenta el investigador.
Hace un par de semanas, Redes volvió a encontrarse con Orsi, esta vez fue en la Residencia de Suárez y Reyes. Y el genealogista portaba una impresión de tres metros de largo con un árbol genealógico de Orsi de una de las ramas maternas que llega hasta la décimo quinta generación de abuelos, unos cuatrocientos años de historia. Se trata de una investigación meticulosa, un trabajo minucioso que requiere bucear durante días enteros en antiguos archivos y os internacionales de todo tipo.
Redes desplegó su trabajo sobre una mesa y con detalle le fue contando la vida de muchos de sus antepasados. “El presidente se enganchó tanto que nos olvidamos del tiempo. Siempre se mostró superinteresado, hacía preguntas muy precisas y reflexionaba sobre los antepasados. He hecho muchos árboles genealógicos, pero estoy realmente sorprendido con lo que encontré en la investigación sobre los antepasados del presidente. Hay hallazgos que emocionaron a Orsi porque no se los imaginaba”, dice Redes.
Un invasor
La construcción de la Catedral de Montevideo o Iglesia Matriz comenzó en 1790 y finalizó en 1804. Un antepasado del mandatario es el maestro carpintero de nombre Juan José de León Rodríguez, nacido en Islas Canarias, quien llegó tras tres meses de navegación en condiciones extremadamente difíciles en el mismo barco que los abuelos maternos de José Gervasio Artigas. Sería de los pocos carpinteros en estas tierras y fue contratado para encargarse de todos los trabajos en madera para la construcción de la iglesia. Su trabajo sigue allí, frente a la plaza Matriz, como testimonio de su existencia. “Hay genes de Orsi en esas maderas”, remarca Redes.
El presidente tiene dos orígenes bien definidos. Por el lado paterno los Orsi, italianos del pueblo de Osiglia en Sabona, quienes llegaron a mitad del siglo XIX. Por el lado materno los Martínez, españoles entre los que aparecen fundadores de Montevideo que llegaron desde las Islas Canarias.
Un dato llamativo. Entre los antepasados de Orsi aparecen alcaldes de primer y segundo voto en la época de la colonia. “Lo de intendente lo trae en la carga genética”, bromea Redes.
Otro dato, Orsi pasaba casi a diario por la zona de Toledo sin saber que esas tierras pertenecían a sus antepasados. El arroyo Toledo lleva el nombre de la familia que pobló la zona.
La historia de Orsi también se vincula con Juan Domingo Palermo, nacido en Italia, al que se le otorgaron tierras en donde hoy se ubica el barrio del mismo nombre en Capital Federal.
Otra rama familiar desciende de protagonistas de la segunda fundación de Buenos Aires, liderada en 1580 por Juan de Garay. Se trata de Antón Bermúdez, Pedro Sayas, Francisco Cordovés y Pedro Vicente.
“Llegué a identificar en el mapa utilizado por Garay, los solares que allí le dieron a sus antepasados, después, descendientes de ellos vinieron para Montevideo donde se afincaron”, agrega Redes.
Manuel Luis Oliveira es otro antepasado de Orsi. Este joven militar, con grado de capitán, llegó a estas costas en 1680 integrando un contingente militar para fundar Colonia del Sacramento. Las fuerzas de Buenos Aires derrotaron a Manuel Lobo en Colonia y el capitán Olivera fue tomado prisionero y trasladado a Buenos Aires.
Allí se casó con Lucía de Sayas, natural de Buenos Aires e hija de Pedro, y su descendencia llegó años después a Montevideo.
“El hallazgo permite concluir que los antepasados de Orsi estuvieron en estas tierras incluso antes de que se fundara Montevideo”, acota Redes.
Una esclava
Pero lo que más sorprendió al genealogista es la aparición entre los antepasados del presidente de una esclava de origen africano en la séptima generación de abuelos.
Todo comenzó cuando el sargento José Navarro compró una esclava para trabajar en su estancia en Cagancha a la que llamó María Lucía Navarro, dado que los nombres originales solían ser descartados cuando se los cristianizaba.
Tiempo después, el 8 de julio de 1771, María Lucía se casó en la Iglesia Matriz con un pardo libre venido de Asunción llamado Benito Cáseres. En un documento, Cáseres manifiesta haber venido a Montevideo en 1756. En el Padrón Aldecoa 1772/1973 figura como “arrimado” al sargento Navarro, por lo que Benito y Lucía trabajaban en régimen de esclavitud en la estancia.
Pero hay más. En la generación siguiente surgen genes de pueblos originarios.
El 12 de febrero de 1782, una hija de este matrimonio, María Martina Cáseres, se presentó junto a su madre, que ya era una negra libre, en la capilla de Canelones para casarse con Francisco Maciel, un descendiente de pueblos originarios nacido en Buenos Aires y cuyo padre, Gerónimo, llegó desde Perú para trabajar o sumarse a filas militares. “Yo, Fray Esteban Peralta, teniente cura de esta Capilla del Canelón desposé en ella a los dichos contrayentes”, expresa un documento matrimonial encontrado en la Capilla.
“La ascendencia de Orsi es multicultural y multiétnica, hay genes españoles, incluidos vascos, italianos, portugueses, africanos y de pueblos originarios”, concluye Redes.
Buscar apellidos en archivos o lápidas
Armar un árbol genealógico es mucho más que buscar apellidos en un archivo o nombres en lápidas antiguas. Es un ejercicio de memoria, historia y persistencia que permite reconstruir las raíces familiares y, en muchos casos, descubrir historias olvidadas o sorprendentes. Jorge comenzó a hurgar en su propio pasado para determinar el origen de sus apellidos Redes y Castilla. Logró llegar lejos, y luego comenzó a profesionalizarse en la tarea. Retroceder generación por generación implica el armado de una red que se multiplica en forma exponencial.
En cada paso, el objetivo es identificar nombres completos, fechas de nacimiento y defunción, lugares de origen y relaciones familiares. Y luego, con esos datos, reconstruir una historia de vida. El trabajo es artesanal, se recurre a archivos físicos donde encontrar un dato puede llevar días, semanas o años. La tecnología ayuda, pero poco. Leer, compilar, organizar, interpretar, documentar, todo depende del experto. Y además de los documentos obvios como las partidas de nacimiento o defunción, son de mucha utilidad los censos y padrones, las escrituras notariales, testamentos y contratos, los registros migratorios y pasaportes, y, fundamentalmente, los archivos eclesiásticos que sobrevivieron y cumplían la función de Registro Civil. Como si la tarea fuera poca, el investigador también se topa con fechas o nombres mal escritos, como ocurrió con un antepasado de Orsi de origen vasco y que aquí figuraba como Francisco López.
Cuando en el municipio de San Millán, de la provincia de Álava, en el País Vasco, se enteraron que antepasados de Orsi nacieron allí, la alcaldesa le indicó al encargado del Archivo Histórico, Jorge Díaz Gómez, asistir en la investigación. Ha enviado partidas de nacimiento y testamentos fechados en 1700 para completar la rama alavesa del presidente. “En este trabajo suele aparecer gente valiosa que ayuda”, dice Redes.
Otro genealogista que colaboró en la búsqueda de antepasados de Orsi se llama Mauro Rizzani, quien se ha encargado de buscar documentación sobre la descendencia italiana que proviene del pueblo de Osiglia en la provincia de Sabona.
Redes ha publicado como investigador en esta disciplina dos libros: “María José Álamo. Una mujer con luz propia” y “Parroquia Sagrada Familia de Sauce: Santuario de Fe y Esperanza”. Y tiene en curso dos trabajos, uno destinado a confirmar si Andrea Morales fue la partera de Artigas, y la vida y trayectoria del periodista, político y masón Adolfo Vázquez Gómez.
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