Dedicado a la actividad privada desde el 1° de marzo aunque con un ojo puesto en la realidad política, el referente del PI hace un balance del resultado electoral de su partido, evalúa los primeros 100 días del gobierno de Yamandú Orsi y, sobre todo, plantea el camino que debería recorrer la Coalición Republicana: un lema con candidato único que respete la diversidad de sus integrantes.
-¿Cómo evalúa, ya transcurridos varios meses, el resultado que tuvo el Partido Independiente en las elecciones nacionales?
-No quedamos satisfechos. Nuestra meta era más alta. Sin duda que, en comparación con el resultado de 2019, el partido tuvo un crecimiento electoral que, por muy poco margen, no se tradujo en una mejor representación parlamentaria. Volvimos a tener un diputado, esta vez bastante más cerca del segundo. De todas maneras, el resultado no nos conformó. Obviamente, como integrantes de la coalición del gobierno saliente, tampoco nos conformó la segunda parte, el resultado de la segunda vuelta.
-Usted, en particular, no llegó al Senado.
-Por eso. Nuestra meta era estar en las dos cámaras, como alguna vez estuvimos. Para adelante, entendemos que, más allá de lo cuantitativo, hay un papel importante para jugar. De acuerdo a cómo quedaron distribuidas las bancas, nuestro diputado no es decisivo para definir mayorías. Eso tampoco nos favorece.
-En este esquema donde ninguno de los dos bloques tiene mayoría. ¿Cómo va a jugar el Partido Independiente?
-Nosotros vamos a actuar como hemos actuado siempre, en función de nuestras convicciones, nuestras ideas, nuestras propuestas. Sentimos que es necesario que la coalición continúe, creemos que la Coalición Republicana en el período anterior realiza una gestión de gobierno positiva, muy positiva, y por lo tanto nos parece que el país político desde el 2019 es un país dividido en dos mitades. Esa es una realidad. Dos mitades que son a su vez heterogéneas dentro de cada una de ellas. Tanto la del Frente Amplio como la de la Coalición Republicana. Y creo que, por lo menos en el corto plazo, la política uruguaya se va a mantener en ese sentido.

-¿El partido hizo una autocrítica? ¿Qué le faltó? ¿Influyó su pertenencia a la coalición de gobierno?
-Creo que no. Históricamente el partido se definió por la gestión de gobierno, que yo reivindico como positiva en todos los compañeros que participaron. El Partido Independiente tuvo rendimientos positivos en todos los lugares en los que le tocó estar. No tuvimos ninguna situación en la que alguien haya tenido que retirarse por problemas, por irregularidades o por mala gestión. Sí creo que tuvimos un problema vinculado con la dificultad que tienen los partidos que no pelean la elección. Me parece que es un problema histórico.
-¿En qué sentido?
-El partido está obligado a dos instancias donde es muy difícil capturar el voto. Primero la elección interna, donde nosotros hasta ahora no hemos tenido competencia. Y la segunda es la elección de octubre donde, más allá de que se elige el Parlamento, lo que la gente vota es por un presidente. Y, en una competencia bipolar, nosotros no íbamos por el premio mayor. Esto tiene que ver con lo que nosotros pensamos para el futuro. De hecho, lo que le pasó a la Coalición Republicana es que perdió la mayoría en el Senado habiendo sacado más votos que el Frente Amplio. El problema es que, al no votar bajo el mismo lema, esos votos quedaron distribuidos de manera tal que los restos...
-Favorece siempre a las mayorías.
-Exacto. La coalición sacó entre el 47% y el 48% en primer vuelta, y el Frente Amplio alrededor de 43%, 44%. Sin embargo, el Frente Amplio se llevó la mayoría en el Senado. Había un acuerdo político para cogobernar y en primera vuelta todos los candidatos de la coalición decíamos que íbamos después a acompañar al más votado de la coalición. Pero el haber dividido los votos, desde el punto de vista jurídico, terminó afectando el resultado. Vale decir que, entre el Partido Independiente y Cabildo Abierto, hubo votos equivalentes a un senador y medio, que no se tradujeron en ninguna representación parlamentaria.
-Entiendo que a su juicio la coalición debe avanzar por allí y ser un solo lema para 2029.
-Sí. Creo también que habrá que respetar dos cosas. Una, el pluralismo de opciones dentro de la coalición. Siempre se habla de la coalición como la de los dos partidos mayores, el Nacional y el Colorado Ese es el formato de la coalición de los 90, que no tiene nada que ver con esto. Lo primero es eso, el pluralismo. Creo que en la Coalición Republicana hay mucha gente que no es ni blanca ni colorada, y eso implica un espacio político que hay que atender. Y nosotros, quizá, tenemos más posibilidades de ser una respuesta para esos ciudadanos que los dos partidos históricos.

-¿Hay gente que es coalicionista?
-Creo que sí. Creo que hay un creciente sentimiento de pertenencia a un espacio político que se identifica con el gobierno pasado, y no necesariamente es de un partido. Eso habla del nacimiento de un espacio propio. Creo además que la Coalición Republicana tiene el desafío de respetar las identidad de los partidos y sus diferencias ideológicas.
-¿En qué sentido?
-La Coalición Republicana abarca e incluye a nacionalistas, batllistas, liberales, socialdemócratas y progresistas. Allí hay un espacio donde cada uno puede tener su propia identidad.
-¿Cómo sería entonces la estructura?
-Cada partido seguirá existiendo como tal, seguirá teniendo sus autoridades, sus liderazgos. Pero con un acuerdo que obliga a la elección de un candidato único en las elecciones internas, una convención de la Coalición Republicana y luego una presentación electoral legislativa con candidatos de los distintos partidos.
-Podría terminar siendo un Frente Amplio.
-Exactamente. Creo que el Frente Amplio es eso, una coalición, a pesar de que tiene una estructuración mucho más férrea.
-¿Ese sería el camino?
-Sí. Hay que hacerlo con tranquilidad, sin apuro. Nadie pretende que estas cosas se definan ya, pero cree-mos que el camino va por ahí.
-¿La ciudadanía entenderá que un partido que se define socialdemócrata vote en el mismo lema con otros, a los que la gente identifica con la derecha?
-Heterogeneidades hay, pero en el Frente Amplio es lo mismo. Uno podría preguntarse cómo se compagina el pensamiento del astorismo con el del Partido Comunista, o el Socialista. Sigo pensando que el ministro de Economía, Gabriel Oddone, piensa mucho más como el Partido Independiente, que como algunos sectores del Frente Amplio. Y creo que eso va generar tensiones en este gobierno, porque todavía están por darse batallas cruciales como es la negociación salarial de la próxima ronda de consejos salarios, y ni hablar del presupuesto nacional.

-Con esa estructura que propone ¿la identidad de partidos como el suyo no corre riesgo?
-No. Por eso de la heterogeneidad. Como partido, vamos a defender nuestra identidad, vamos a tener nuestras propias ideas, nuestra propia agenda, sin perjuicio de acordar y conversar y dialogar con los demás partidos de la coalición y de construir un programa común para las elecciones. Pero para eso falta mucho. Entre tanto, nosotros vamos a reafirmar nuestro perfil.
-¿Cuál es el perfil y la identidad del Partido Independiente?
-Sigue siendo socialdemócrata, de centroizquierda, convencido de que el crecimiento de la economía debe estar acompañado de equidad social. Definirse como socialdemócrata no está, en el mundo, en su mejor momento. Pero somos los que somos. Fuertemente afincado en la democracia como un sistema de vida fundamental. A partir de 2019, el escenario se dividió en dos. Tenemos una suerte de bipolaridad, y a nosotros nos toca ser la pata progre de la coalición. Sentimos que somos el partido que expresa ese espacio, y pretendemos seguir expresándolo.
-¿El Partido Independiente tiene disposición a acordar en algún tema con el Frente Amplio?
-Vamos a actuar según nuestras convicciones. Las medidas que acaba de anunciar el Ministerio de Economía, están bien. Hace mucho tiempo que había una demanda muy difícil de satisfacer. Había que buscar un mecanismo que después no fuera perforado. Es una señal que debo reconocer. Cuando hay cosas positivas para el país, no hay ningún problema en decir que está bien. El tema es qué país queremos, y ahí la diferencia fue y está siendo notoria.
-¿Cómo evalúa al gobierno de Yamandú Orsi en sus primeros 100 días?
-Me sorprende. En la campaña electoral, el Frente Amplio decía que tenía un proyecto alternativo. Carolina Cosse decía que el gobierno pasado no tenía rumbo. Habría que preguntarle por casa cómo andamos. Si hay algo que no tienen es ni rumbo, ni dinamismo ni propuestas. La primera que hizo fue comprar un campo de Colonización. La primera en tres meses.
-¿Oddone es el diferencial de este gobierno?
-Es el punto fuerte. No creo que tenga espalda política. Esa es la diferencia con Danilo Astori. Más temprano que tarde, será un problema que irá a emerger.
-Esa falta de rumbo y dinamismo de la que habla ¿es un problema del presidente?
-Ellos le dijeron a la gente muchas cosas que no tenían nada claras. Le dijeron a la gente lo que quería escuchar. Lo lindo. Por ejemplo, con la reforma de la seguridad social. Y ahora, en el primer proyecto que mandan, el de la Caja de Profesionales, elevan la edad para jubilarse a los 65 años. Saben que no hay otra vuelta. Hubo electoralismo. El Frente ganó diciéndole a la gente muchas cosas lindas, fáciles, pero que sabían que no eran verdad. Y ahora que tienen que gobernar, tienen problemas.
-¿Cómo evalúa el resultado en Montevideo, con el octavo triunfo consecutivo del Frente Amplio?
-La verdad que... no puedo negar que me sorprende la continuidad de la adhesión de la mayoría de los montevideanos, o casi la mayoría, a un gobierno que, con honestidad y sin ningún tipo de bandería, me parece que ha tenido un fracaso rotundo. Montevideo es una ciudad en crisis, que no logra buena nota en casi ninguna dimensión de la que se supone que tiene que atender una intendencia.
-¿Por qué sucede eso?
-Expresa hasta qué punto el voto al Frente Amplio es una adhesión muchas veces más afectiva que racional. Eso no es nuevo en el Uruguay. Lamentablemente, no se pudo cambiar, a pesar de que había una propuesta, había un programa, hubo un gran esfuerzo.
-¿Se puede esperar algún cambio de esta nueva gestión del Frente Amplio, con Mario Bergara?
-Fue tan claro, tan evidente el debe de la istración que el llamado de atención, más allá de que ganaron, está arriba de la mesa. Veremos si lo logran corregir.
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