Colombia ofrece US$ 729.000 por información para capturar a autores del atentado contra aspirante presidencial

El país caribeño teme volver a los tiempos oscuros en los que varios candidatos fueron asesinados. De niño, Miguel Uribe Turbay sufrió la pérdida de su madre por culpa de Pablo Escobar.

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Colombia teme volver a los años más oscuros de violencia tras atentado contra Uribe Turbay
Fotografía de varias velas encendidas durante una manifestación este domingo, en Cali (Colombia).
Foto: EFE

La peor expresión de la violencia política colombiana resurgió con el atentado que tiene entre la vida y la muerte al senador y aspirante presidencial de derecha Miguel Uribe Turbay, un ataque que avivó ayer domingo el temor a que el país vuelva a los oscuros años de finales del siglo pasado cuando fueron asesinados varios candidatos presidenciales.

Uribe Turbay, de 39 años, fue sometido el sábado de noche a una cirugía de unas cuatro horas de duración en la Fundación Santa Fe de Bogotá, que ayer informó que “el estado reviste la máxima gravedad y el pronóstico es reservado”.

El atentado contra la vida de Uribe Turbay, miembro del partido uribista Centro Democrático, ha causado consternación en el país y rechazo total internacional a lo que muchos consideran un retroceso de 30 años en materia de violencia política, sumado a un clamor generalizado para dejar de lado los discursos de odio de cara a las elecciones del año próximo.

Senador y precandidato presidencial de Colombia Miguel Uribe Turbay.
Senador y precandidato presidencial de Colombia Miguel Uribe Turbay.
Foto: Raúl Arboleda/AFP.

Más de 100 investigadores de la policía realizan pesquisas para esclarecer los motivos del atentado a tiros que sufrió Miguel Uribe, dijo ayer domingo el ministro de Defensa.

Los hechos

En medio de un acto público en un barrio popular de Bogotá, Uribe recibió tres impactos de bala, de acuerdo con los paramédicos que lo atendieron. Un video difundido en redes sociales muestra al político dando un discurso frente a varias personas cuando suenan disparos. En otras imágenes aparece tendido sobre un vehículo, con el cuerpo ensangrentado y siendo sostenido en brazos por un grupo de hombres.

El gobierno del presidente Gustavo Petro rechazó “de manera categórica y contundente el atentado”. “Este acto de violencia es un ataque no solo contra la integridad personal del senador, sino también contra la democracia, la libertad de pensamiento y el ejercicio legítimo de la política en Colombia”, añadió la Presidencia en el comunicado.

Un adolescente de 15 años fue capturado como sospechoso, pero se desconoce quiénes fueron los autores intelectuales del ataque. “Se dispuso más de 100 investigadores de nuestra Policía Nacional junto con la Fiscalía General de la Nación y toda la comunidad de inteligencia para conocer lo más pronto posible quién estuvo detrás de estos hechos”, dijo el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, tras una reunión con el presidente Gustavo Petro, ministros y otros altos mandos.

En la madrugada del domingo, Uribe superó la primera intervención quirúrgica en una clínica y atraviesa “horas críticas” de recuperación para garantizar su supervivencia, dijo el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán.

El adolescente señalado de disparar contra el senador fue herido en una pierna durante un tiroteo con escoltas de Uribe. Se encuentra hospitalizado y “en condiciones ya muy favorables”, agregó el ministro, que considera que el menor fue “instrumentalizado” por “criminales” para llevar a cabo el atentado.

En octubre pasado Uribe anunció que aspira a ser elegido presidente en 2026 para suceder a Gustavo Petro, de quien es un fuerte crítico. La campaña presidencial aún no empieza, pero varios políticos ya comenzaron sus mítines.

Uribe pertenece al Centro Democrático, el principal movimiento de derecha del país. Buena parte de las críticas al gobierno por la situación que vive el país apuntan al presidente Petro, quien en los últimos meses ha endurecido el discurso contra sus opositores a quienes descalifica con adjetivos como “fascistas”, “asesinos”, “golpistas”, e incluso “ratas de alcantarilla”, como los llamó el sábado de noche en su alocución por el atentado contra Uribe Turbay.

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Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial de Colombia.
Foto: Instagram/@migueluribet

Pasado de sangre

El pasado de violencia en Colombia se dio sobre todo durante la campaña presidencial para las elecciones de 1990 en la cual el país estaba sometido por la violencia del narcotráfico y fueron asesinados tres candidatos a la jefatura de Estado en solo ocho meses.

El primero fue el liberal Luis Carlos Galán Sarmiento, asesinado en agosto de 1989 en un mitin em Soacha, un municipio aledaño a Bogotá, en un atentado que, por la forma como se cometió, guarda similitudes con el del sábado contra Uribe Turbay. Siete meses después, en marzo de 1990, Bernardo Jaramillo Ossa, candidato presidencial del partido de izquierdas Unión Patriótica (UP), fue asesinado en el aeropuerto de Bogotá. Jaramillo había reemplazado al frente de la UP a Jaime Pardo Leal, quien fue candidato presidencial en 1986 y fue asesinado un año después, como parte del genocidio que costó la vida a más de 4.000 integrantes de ese partido nacido de un intento de acuerdo de paz del Gobierno de la época con la guerrilla de las FARC.

La orgía de sangre se continuó sobre otros políticos.

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Perfil

Huérfano de madre por culpa de Pablo Escobar, el senador y aspirante a la presidencia de Colombia Miguel Uribe, que el sábado fue víctima de un ataque a tiros, se ganó un buen espacio en la cúpula de la derecha colombiana.

El 25 de enero de 1991 Uribe, que entonces tenía cuatro años, perdió a su madre, Diana Turbay, una afamada periodista que emprendió un viaje en el que supuestamente iba a entrevistar en exclusiva a un líder guerrillero. Pero en realidad era un engaño del capo de la droga Escobar, que la mantuvo secuestrada como mecanismo de presión para evitar la extradición de narcotraficantes colombianos a Estados Unidos. En medio de una confusa operación de rescate, Turbay murió y dejó huérfanos a Miguel y a su hermana María Carolina.

Estos hechos son narrados por el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en la novela “Noticia de un secuestro”, que incluye una mención sobre el pequeño Miguel durante la angustiosa espera de cinco meses entre el rapto y el asesinato.

En el seno de una familia con poder político, pues el abuelo Julio César Turbay fue presidente entre 1978 y 1982, Uribe estudió en uno de los mejores colegios de Bogotá, se hizo abogado y terminó una maestría en la Universidad de Harvard.

Fue concejal de Bogotá, secretario de gobierno y candidato a la alcaldía de la capital. En 2022 se convirtió en senador con el partido de derecha Centro Democrático y el año pasado anunció que aspiraría a la presidencia.

Minutos antes de los tiros el sábado, el senador recordó a su madre en un discurso para convencer a quienes lo escuchaban de que es una persona que vivió en “carne propia” la violencia. “Hace 30 años perdí mi mamá por cuenta del secuestro y del asesinato”, se le escucha decir en un video, en el que aparece con un micrófono frente a un árbol.

“Yo perdoné a todos los que estuvieron involucrados” en ese crimen, dijo Uribe en 2021 en una entrevista con la revista Bocas. “La reconciliación es lo único que le ayuda a uno a dar el paso y sobrepasar un momento tan difícil”.

Uribe es un fuerte crítico del presidente Gustavo Petro y de la izquierda en general. En el Congreso dio múltiples debates en contra de las guerrillas y la política del mandatario de negociar la paz con ellas. También es uno de los principales críticos de las de reformas sociales promovidas por el mandatario. No se conocían amenazas en su contra.

AFP

Miles de personas, con ideas políticas diversas y banderas de todos los colores, caminaron ayer domingo por la carrera Séptima de Bogotá en una movilización de apoyo al senador Miguel Uribe Turbay, herido gravemente el sábado en un atentado, y en defensa de la democracia colombiana frente a la amenaza de la violencia política. La marcha, que recorrió unas 40 cuadras hasta la Fundación Santa Fe, donde Uribe permanece en estado de “máxima gravedad” y “el pronóstico es reservado”, se convirtió en un acto de unión ciudadana.

Durante el recorrido, un grupo de personas cargó con esfuerzo conjunto una bandera tricolor colombiana de varios metros de largo, que ondeaba entre los manifestantes como símbolo de resistencia pacífica. En un domingo donde Bogotá suele respirar música, mercado y esparcimiento, esta vez la ciclovía se transformó en un río humano silencioso, interrumpido solo por cantos patrióticos, gritos de “¡Miguel, amigo, Colombia está contigo!” y proclamas como “¡Una Colombia unida jamás será vencida!”.

La manifestación se detuvo frente a la escultura de la periodista Diana Turbay -madre del senador, secuestrada y asesinada en 1991 por el narcotráfico-, donde los asistentes entonaron a capela el himno nacional. Algunos lloraron y otros simplemente cerraron los ojos y apretaron sus banderas con fuerza.

La manifestación también se detuvo frente al Cantón Norte del Ejército, donde los miles aupados por las bocinas de los automóviles del otro lado de la vía, les gritaron a los soldados: “No están solos” en la lucha contra la violencia.

El partido uribista Centro Democrático es firme defensor del papel de las Fuerzas Armadas en el mantenimiento de la paz y el orden, y contrario al partido del presidente Petro.

Uruguay y otros gobiernos condenan el atentado

La Cancillería de Uruguay emitió un comunicado ayer en el que condena el atentado. El texto oficial señala: “El Gobierno de la República Oriental del Uruguay expresa su condena ante el atentado contra el senador de la República de Colombia, Miguel Uribe Turbay, acto de violencia política e intolerancia extrema que configura una afrenta injustificable a la democracia y a la libertad de expresión y de pensamiento”. Y agrega, concluyendeo: “Al mismo tiempo, en estas horas de incertidumbre, (el gobierno de Uruguay) hace votos por su recuperación y expresa su solidaridad hacia su familia y el pueblo colombiano”.

Los gobiernos de EE.UU., España, Italia, Perú, Paraguay, México, Ecuador, Argentina, entre muchos otros, además de figuras políticas y organizaciones mundiales, también condenaron el atentado. Richard Grenell, enviado especial de Trump para Misiones Especiales, en un mensaje en X, lo calificó de “Horror”. A las palabras de los funcionarios del Gobierno Trump se unieron la de congresistas de Florida como el senador Rick Scott, quien pidió a Petro que debe hacer todo lo posible para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos. Asimismo, el republicano se refirió a las “constantes” amenazas de muerte recibidas por el expresidente Uribe, que “nunca” deben ser toleradas.

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