A 40 años del regreso de la democracia, políticos que tuvieron un rol protagónico al asumir una banca en 1985 recuerdan ese momento histórico como caótico, así como también de “mucha ilusión” y “mucha responsabilidad”. Además, al mirar hacia atrás, coinciden en que el país atravesaba “grandes problemas económicos y sociales” —entre tantos otros—, por lo que solían recibir a muchísimas delegaciones en los rincones del Palacio Legislativo.

En 1973, Juan María Bordaberry disolvió el Parlamento y se instaló la última dictadura que vivió Uruguay. El regreso de la democracia se dio 12 años después, primero con la asunción de los legisladores el 15 de febrero de 1985 y se consagró con la asunción del presidente Julio María Sanguinetti el 1° de marzo del mismo año.

Del Frente Amplio, Héctor Lescano, que milita en el comité de base de Villa Dolores y apoya la candidatura de Mario Bergara a la Intendencia de Montevideo, sostiene que el regreso de la democracia “fue emocionante por el contraste con los años de dictadura, con haber soportado los caprichos totalitarios del régimen cívico militar. Por más diferencias que uno pudiera tener con el presidente (Sanguinetti) y con otros líderes políticos, representó una apertura democrática que quería expresar muy fuerte que nunca más”.

Antes de que Sanguinetti se pusiera la banda presidencial, Lescano asumió su banca en Diputados: “Era toda una novedad después de haber sufrido tanto durante tantos años la dictadura, y en un ámbito que había sido usurpado por aquellos que bastardearon la voluntad popular. También había una tarea de aprendizaje porque eran muy pocos los legisladores que habían estado antes en el Parlamento. En mi caso, me tocó ser coordinador de la bancada del Frente Amplio, lo que implicó un desafío importante”.

Del Partido Colorado, el senador Tabaré Viera asumió como diputado por primera vez a sus 29 años. Al igual que Lescano, recuerda que el Parlamento era una “novedad” para “muchos” de los legisladores porque había un “porcentaje muy grande de jóvenes”.

De ese momento histórico, indicó: “Hubo que empezar por analizar las leyes votadas en dictadura, aprobadas por un Consejo de Estado no constitucional. En la tarea legislativa de los años siguientes, era aprender, estudiar y sacar adelante (leyes). Había un sentido de responsabilidad que, de alguna manera, presionaba”.

En esa línea, contó que la cantidad de delegaciones que pedían entrevistas “era bastante importante”. Y remató: “Así que había mucho trabajo, lo que coincidía con nuestra inexperiencia”.

A Viera le “parece mentira que hayan pasado tantos años” desde el regreso a la democracia: “Pasó rapidísimo el tiempo, y el país evolucionó muchísimo. Vivimos mucho mejor de lo que se vivía en esa época. La gente siempre mira lo que falta. Había otras cosas más lindas, de pronto, pero no soy de los que piensa que todo tiempo pasado fue mejor”.

En estos días, pusieron las fotos de los legisladores que asumieron en 1985 en el túnel que une el edificio principal del Palacio Legislativo con el anexo. El colorado se buscó entre las fotografías en la pared y no podía creer lo que vio: “En aquella época, que era la moda, llevaba el pelo más largo que ahora, y se ve que me mojé el pelo para sacarme la foto”, comentó entre risas.

Viera recuerda que su primera experiencia en el Parlamento la vivió con “mucha ilusión y entusiasmo”, pero también “hacinados” por la falta de espacio. “Para atender a alguien —contó el colorado—, había que hacerlo en el pasillo o la antesala. En los rincones veías a los diputados con la gente. Era bastante difícil trabajar salvo en las sesiones. Los de Montevideo a veces tenían despachos propios y no venían a trabajar acá”.

El 15 de febrero, cuando asumió su banca, lo vivió con “mucha ilusión” pero se encontró con el Palacio Legislativo “rodeado de una gran manifestación”. A Viera le “impresionó bastante el celebrar la reinstitucionalización del país en un clima que se sentía amenazante”. Por esa mezcla de emociones, indicó a El País que “la alegría no fue completa”.

Del Partido Nacional, el senador Luis Alberto Heber tiene un lugar asignado en el Senado desde hace 40 años. Fue electo por primera vez cuando tenía 26 años, y es el legislador que tiene más años en el Parlamento. Del 15 de febrero de 1985, según contó la semana pasada a El País, tiene recuerdos fotográficos: “Fue muy emocionante. Una multitud rodeaba el Parlamento pero también estaba repleto el Salón de los Pasos Perdidos. No había custodias ni muchos funcionarios. Toda esa legislatura fue muy difícil porque no había orden en el Palacio. Fueron momentos de tensión terribles. La gente acampaba en el ambulatorio, sobre todo en las leyes muy polémicas, como la amnistía a los presos políticos”.

Recordó, al igual que Viera, que hubo días problemáticos, como cuando se votó la ley de amnistía: “Salimos del Palacio con (el diputado) Martín Sturla sin guardia, medio abandonados en cuanto a la seguridad. Me acuerdo que él se subió al auto, y le tiraron unas cosas, lo empujaron y lo insultaron. Ahí me di cuenta de que me había quedado solo. Seguramente, (los que protestaban) nunca imaginaron que fuera diputado porque era joven, deben haber pensado que era secretario. Pero había votado, igual que Martín, en contra de la amnistía general e irrestricta y a favor de una amnistía generosa”.

Heber también tiene en su memoria lo “lindo” de esa época y el recuerdo de “un Parlamento muy vivo”. En cuanto a la Ley de Presupuesto, recordó que era un momento donde todo se hacía a mano, mucho antes de que se pudiese imaginar las facilidades del Excel. “Las planillas las tenía que hacer con cuadritos, y se hacía una cartulina para ir a hablar con (Washington) Cataldi, que era el negociador del Partido Colorado, una gran persona, a pesar de que era el presidente de Peñarol”, comentó.