El ministro de Educación y Cultura, José Carlos Mahía, confirmó a El País que a partir de este martes habrá un “cierre parcial” de la sede de la Biblioteca Nacional ubicada en 18 de Julio y Tristán Narvaja. No estará abierta al público general, sino solo a investigadores, mediante agenda.
La noticia del cierre se divulgó en la misma fecha en la que se celebra el Día Nacional del Libro, en coincidencia a la fundación de la primera biblioteca pública del país, en 1816, por impulso de Dámaso Antonio Larrañaga.
El plan previsto por la nueva dirección de la Biblioteca Nacional, bajo la órbita del MEC y encabezada por la licenciada en Psicopedagogía y Magíster en estudios organizacionales Rocío Schiappapietra, es elaborar este período un plan de reestructura, tanto edilicio como organizacional, tras marcar que la biblioteca “está en crisis”.
El MEC indicó en un comunicado que existen “cinco crisis que exigen acción inmediata”, dado el "estado crítico" de la institución. Estas fueron señaladas por Schiappapietra.
Por un lado, marcó una “crisis de personal”, porque “han desaparecido áreas de trabajo y no ha existido una política de relevo”, y hay equipos completos “próximos a jubilarse”.
La “crisis edilicia” está vinculada con el edificio, que cumple 99 años y presenta “hundimientos en los pisos, problemas sanitarios graves y fallas de seguridad”. Incluso se marcó que “no existen protocolos de evacuación actualizados, ni planes de contingencia ante incendios”.
También se apuntó a una “crisis de conservación”, valorando que “la falta de inversión impide mantener condiciones óptimas para preservar materiales valiosos”, entre ellos, colecciones de reconocidos escritores uruguayos que ofrecen sus textos a la Biblioteca Nacional.
La “crisis de y usabilidad” plantea que falta incorporar tecnología para la “digitalización” de los textos que permita “democratizar” el al acervo, para evitar que sea una biblioteca “para pocos”, dijo la directora.
Schiappapietra apuntó que la biblioteca también atraviesa una “crisis de sentido”. “La mayoría de los uruguayos no entra a la Biblioteca Nacional. Eso no solo es una señal de desconexión, es un síntoma de exclusión”, remarcó.
La directora adelantó que el proyecto va a “llevar tiempo”, porque, según dijo, estás “crisis" atraviesan "muchas dimensiones".
“Cuando entramos, nos encontramos con un organigrama de 1988, con áreas que desaparecieron. Entonces cuando quisimos ver el mapa por dónde empezar a trabajar no lo teníamos, había que construirlo”, graficó Schiappapietra.
La directora, que sucedió al escritor Valentín Trujillo, añadió: “Tuvimos una etapa de transición corta, porque mi designación fue un poco sobre la marcha. Valentín nos ofreció la información que disponía (…) Esto como lo recibimos no nos permite un proyecto superador”.
Trujillo, en tanto, apuntó contra la decisión del cierre, en una carta a la que accedió El País. "Es una decisión más que negativa, que indica una ausencia de rumbo y de criterio", advirtió.
"Un acto que demuestra inoperancia. Un experimento improvisado", alertó Trujillo, que marcó que heredaron un "verdadero caos" en 2020, tras tres gobiernos consecutivos del Frente Amplio.
"Había enormes problemas locativos y de limpieza, de seguridad, de gestión humana y de presupuesto. Y en ningún momento se nos pasó por la mente que la solución fuera cerrar la institución", destacó Trujillo.
La Biblioteca Nacional, por otro lado, activó una investigación interna por el robo de 11 manuscritos del escritor uruguayo Carlos Sabat Ercasty. Los textos “desaparecieron” en 2024, pero la dirección se enteró de esto “la semana pasada”, dijo Schiappapietra.