Ríen mientras juegan en un charco formado por las lluvias recientes. Se divierten con el barro que se pega a sus manos y botas, sintiendo su textura en la piel, que se agrieta al secarse bajo los últimos rayos del sol. Quien haya visto a un grupo de niños jugando en un entorno natural sabe cuánto lo disfrutan.
La naturaleza ofrece sus límites cada día para ser vividos al máximo por quienes saben aprovecharla. En un contexto donde los entornos urbanos y digitales ocupan cada vez más espacio en la vida de los niños, es fundamental reflexionar sobre el papel que la naturaleza desempeña en el estímulo de su creatividad: esa capacidad que nos permite imaginar, conceptualizar y materializar nuevas ideas.
El o con la naturaleza brinda innumerables oportunidades de expresión y desarrollo creativo. Los espacios naturales constituyen un ambiente abierto y flexible donde el juego, el movimiento y la educación estética se convierten en elementos esenciales para potenciar la imaginación.
Juego libre y desarrollo de la imaginación
Jugar es una necesidad vital y un componente fundamental en el desarrollo integral de la infancia, ya que permite la creación y estructuración del pensamiento. A través del juego, los niños combinan lenguaje, pensamiento e imaginación, estimulando su creatividad.
Hoy, hay menos oportunidades para el juego libre: el tiempo de los niños está más controlado, y los espacios y actividades en los que participan son más estructurados. Es necesario reivindicar su importancia como fuente de crecimiento humano.
¿Y qué mejor lugar para jugar libremente que la naturaleza? La mayoría de los juegos libres se desarrollan mejor al aire libre, preferiblemente en un entorno verde como un parque o un jardín:
- Juego de movimiento: Correr, saltar, trepar y explorar el entorno natural fomenta la creatividad mediante el descubrimiento de nuevas posibilidades corporales.
- Juego de manipulación de objetos: Recolectar piedras, hojas, ramas y otros elementos naturales estimula la creatividad, permitiendo reinterpretarlos y usarlos con diversos fines.
- Juego simbólico o representativo: En la naturaleza, los niños pueden inventar historias, crear personajes y construir mundos imaginarios con los elementos que encuentran a su alrededor.
La naturaleza proporciona materiales no estructurados con baja estimulación sensorial, lo que promueve un juego más abierto y polisémico. Esto les permite desarrollar su capacidad para pensar con independencia, diseñar soluciones y experimentar la satisfacción de crear.
Habilidades motrices para interactuar con el entorno y entender límites

Las habilidades motrices son cruciales en la infancia, ya que no solo fomentan la autoconciencia y la comprensión de los límites del cuerpo, sino que también facilitan la interacción con el entorno y con los demás. El cuerpo y el movimiento son los primeros canales de comunicación y expresión, esenciales para el desarrollo de la creatividad.
Un entorno natural potencia las habilidades motrices y la creatividad a través de:
- Superficies y relieves variados: Caminar por terrenos irregulares, trepar árboles o sortear obstáculos naturales exige planificación motora adaptable, fortaleciendo la flexibilidad cognitiva y la creatividad.
- Experiencia del riesgo: La naturaleza plantea desafíos que requieren evaluar y asumir riesgos controlados, desarrollando estrategias y tomando decisiones creativas.
- Pensar mediante la acción: La interacción física con el entorno natural estimula la reflexión sobre la propia experiencia, reforzando habilidades cognitivas y creatividad.
Educación estética: sentido de observación y iración

La naturaleza ofrece un contexto excepcional para desarrollar la capacidad de asombro, permitiendo que los niños se conecten con la realidad en su estado más puro y contemplen su belleza.
El asombro desempeña un papel clave en el desarrollo de la espiritualidad, siendo la base del pensamiento filosófico, las ciencias y las artes. Es un proceso único que involucra aspectos como funciones cognitivas, lenguaje corporal, emociones, creatividad y pensamiento crítico.
Desde una perspectiva filosófica, la espiritualidad se vincula con la vida cotidiana: nos hace cuestionar el sentido de la existencia, el destino de la humanidad y nos ayuda a desarrollar autonomía y conciencia crítica.
Aunque a veces se asocia con la religión, desde un enfoque humanista, la espiritualidad está ligada a la búsqueda de significado, convirtiéndose en una fuente de libertad intelectual.
La conexión con la naturaleza y la creatividadEl juego libre, la coordinación motora y la educación estética son pilares fundamentales que la naturaleza ofrece para potenciar la creatividad infantil. A través de estos elementos, los niños desarrollan habilidades cognitivas, emocionales y sociales que les permiten expresarse con mayor libertad y creatividad.
Fomentar el o con la naturaleza, proporcionar espacios al aire libre y promover una educación que valore el entorno natural nos permite desarrollar no solo la creatividad, sino también una mayor capacidad de adaptación, pensamiento crítico y sensibilidad hacia el mundo que nos rodea.
O Globo - GDA