La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que el 39% de los adultos padece sobrepeso y un estudio realizado por la doctora Leigh A. Frame, de la Universidad George Washington (EE.UU.), revela que el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados es uno de los principales responsables de la epidemia de obesidad en el mundo. Este fenómeno también acarrea un incremento de enfermedades como la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.
La investigación advierte sobre la preocupante relación entre el alto consumo de estos productos y las carencias de legumbres, vegetales y frutas frescas en la dieta diaria. Estas deficiencias derivan en una ingesta escasa de fibras alimenticias, esenciales para una digestión saludable, y en un aumento de aditivos con efectos obesogénicos como los emulsificantes y las gelatinas.
Según Frame, los emulsificantes pueden alterar el microbioma intestinal, provocando un aumento de la glucosa en sangre en ayunas, hiperfagia (apetito descontrolado) y, en consecuencia, un incremento del peso corporal, grasa acumulada y esteatosis hepática (hígado graso).

A continuación, los cinco alimentos más perjudiciales según el estudio:
- Papas fritas. Aunque la papa como alimento aporta carbohidratos saludables, su versión frita contiene hasta un 30% de grasa.
- Bebidas azucaradas. Refrescos y bebidas endulzadas con azúcar son una de las principales causas de obesidad y enfermedades metabólicas. En países como Francia, al hígado graso se le conoce como “la enfermedad de la soda” debido a la relación directa entre el consumo de estas bebidas y la esteatosis hepática. Pero sus daños no terminan ahí: hiperactividad, aumento del riesgo de infarto, diabetes, hipertensión, fragilidad ósea, cáncer de páncreas y próstata, debilidad muscular y problemas neurológicos forman parte del panorama.
- Carnes rojas y procesadas. Si bien la carne roja aporta minerales como el hierro, los expertos recomiendan moderar su ingesta y optar por carnes blancas, más saludables para el consumo frecuente.
- Harinas refinadas. El pan blanco y sus derivados (pan de molde, pan de hamburguesa, etcétera) suelen percibirse como alimentos tradicionales, pero en realidad son ultraprocesados. La harina refinada carece de los nutrientes del grano completo, especialmente del salvado, rico en fibra alimentaria. Por ello, los nutricionistas insisten en priorizar las harinas integrales para una dieta más saludable.
- Postres y dulces. Suelen elaborarse con harinas refinadas y grandes cantidades de azúcares añadidos, incluso cuando se utilizan endulzantes naturales como la miel. Según la OMS, el azúcar añadido no debe superar el 10% de las calorías diarias, es decir, menos de 50 gramos en una dieta de 2.000 kcal. Idealmente, esa cifra debería reducirse a 25 gramos. Una sola porción de yogur azucarado puede acercarte a ese límite, convirtiendo a los postres industriales en un riesgo para la salud.
La comodidad de abrir un paquete de snacks o tomar un refresco a la carrera se paga con kilos de más, inflamación y problemas de salud que afectan la calidad de vida. Expertos insisten en la importancia de volver a una dieta basada en alimentos frescos, vegetales, frutas, legumbres y cereales integrales, donde el consumo de ultraprocesados sea la excepción y no la regla.
Redacción El Tiempo/GDA