La pérdida de una casa y los errores en una partida de nacimiento: la historia de Renata y su obra "Partida"

Una actriz argentina cuenta su propia historia en una obra que realiza en casas y se está presentando en Uruguay.

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Renata Moreno en Partida.
Foto: Juan Chazo.

En el living de una casa se arma un pequeño teatro. Sillas y bancos forman una platea. Hay un escenario y lámparas en el suelo. Una mesa con algunos objetos —un sifón, un libro, adornos—, un proyector y silencio. Gonzalo San Millán, director, sale al escenario, saluda, pide que apaguen los celulares. El escenario queda vacío. El silencio se destruye con la voz de una mujer que recita un poema. El poema habla sobre una casa. Entonces, aparece Renata Moreno, actriz, para interpretarse a ella misma en esto que está a punto de suceder.

Hay un momento, en la vida de casi todas las personas, en el que todo cambia. Algo sucede de pronto, sin avisar, y tiene el poder de torcer el rumbo de la historia. A Renata eso le pasó de un día para el otro, cuando ella, su madre y sus hermanos supieron que, por un problema de su padre, habían perdido la casa en la que habían vivido toda su vida.

Renata es de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. Creció en un barrio que se llama Tiro Suizo, en un pasaje de dos cuadras, jugando en la vereda, yendo al río o al parque. Estudió actuación desde muy chica, porque su madre era profesora de arte escénico en una escuela de la ciudad. Cuando supieron que tenían que dejar la casa, Renata tenía 18 años y estaba empezando la carrera de teatro en Rosario.

Esa mudanza fue el cimbronazo, el acontecimiento que sacudió todo. Se fueron de la casa, pero, además, cada miembro de la familia se fue a un lugar diferente: hubo algo que dejó de existir.

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Renata Moreno en su obra Partida.
Foto: Andy Arocha Martínez

Tiempo después, cuando Renata terminó la carrera, desde la escuela le dijeron que no podían darle el título porque había un error en su partida de nacimiento.

Renata Moreno nació el 9 de noviembre de 1989. Su partida decía que había nacido el 8,15 minutos después del horario en el que en realidad nació. Además, decía que era de sexo masculino.

¿Qué se hace con los errores? ¿De dónde venían? ¿Cómo era posible?

Lo primero que hizo, ella, fue dudar. Preguntarse: ¿quién era? ¿por qué estaba mal anotada? ¿su familia era su familia? ¿cuál era la verdad? ¿existe tal cosa como una verdad? Y después, le preguntó a otros. Se llenó de versiones -que había sido mal anotada sin querer, que la había anotado su padre y lo de la fecha tenía que ver con que no quería que cumpliera años el mismo día que una tía con la que estaba peleado, que nadie sabía, que todo era confuso-.

Fue al registro civil. Cambió el sexo de su partida. Lo otro quedó igual. Y entonces, entre los errores y la pérdida de una casa, ella, que es artista, miró todo eso y pensó en que su historia -y la manera en la que se modificó de repente- estaba llena de teatralidad.

Así nació Partida, un biodrama que se realiza en casas particulares y que en estos días se está presentando en una gira por Uruguay: el 20 y 21 de enero en Neptunia y El Pinar, el 23 en Montevideo, el 24 en La Tuna, el 26 en Piriápolis, el 31 en Maldonado y el 2 de febrero en Sauce de Portezuelo. La información completa sobre lugar y entradas se encuentra en el Instagram @partidateatro.

La obra fue declarada de Interés Ministerial por el Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay.

Revisar la historia propia

El biodrama es un género dentro del teatro documental que propone buscar la teatralidad revisando la historia propia.

Renata estaba haciendo un taller de biodrama con Vivi Tellas, una de las creadoras del género en Argentina, cuando decidió llevar su partida de nacimiento como material de trabajo. Y así empezó a construir la obra. Investigó, volvió a la casa de la infancia en Rosario, le pidió a los dueños actuales para entrar a verla, le sacó fotos. Escribió. Borró. Agregó. Desarmó. Ensayó. Se sintió mal. Y en el proceso decidió buscar a un director, alguien que mirara desde afuera.

“No llegué a ninguna certeza, por eso Partida es una búsqueda constante sobre mi identidad. De a poco fui llegando a esta obra de teatro, que es una obra que no plantea ninguna verdad sobre lo que soy. Es como si me fuera reconstruyendo constantemente. Pienso que la identidad es eso, una construcción diaria”, dice Renata.

El estreno de Partida fue en 2018, en un teatro de La Pampa, en Argentina. En el mismo momento en el que mostraban su trabajo, Renata y Gonzalo, director, se dieron cuenta de que había algo que no funcionaba: el teatro, las luces, la distancia de los espectadores, hacían que algo de la intimidad que pedía la obra se perdiera. Decidieron, así, hacerla en una casa, armar un pequeño teatro en un living, improvisar una platea, hacer que todo fuera más cercano.

Así, han puesto la obra en casas de Buenos Aires, en Bahía Blanca, en Rosario, y otras ciudades de Argentina. Además, en 2018 fue la ganadora de la Bienal de Arte Joven de Santa Fe y en 2022 de la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires.

Como si jugara a representarse a sí misma, como si fuese, al mismo tiempo, una persona y un personaje. Como si se estuviera preguntando por la identidad, pero, también, por la memoria, por las formas de las familias, por las normas de las familias, por la pertenencia, y, también, por el amor, cada vez que sale a escena, Renata camina por una línea que separa y al mismo tiempo encuentra a la realidad y a la ficción. “No es un personaje, soy yo en un estado medio liminal, en una frontera entre ser yo y no ser yo”.

Lo primero que hace Renata cuando entra a escena es agradecer a los dueños de la casa en la que esté haciendo la obra. Después, dice que si alguien quiere que hagan una función en su casa, solo tienen que arlos. Partida ha girado, así, de casa en casa y, también, de historia en historia. Como si fuese un animal independiente, la obra, casi siempre, tienen alguna conexión con los dueños de la casa a la que va a parar. Tal vez tenga que ver con eso de que a todos, más o menos, nos pasan las mismas cosas. A todos, en algún momento, nos cambia el rumbo.

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