Romantizar los momentos no es su fuerte, pero la noche del viernes 21 de febrero tuvo todos los condimentos para que Celina Pereyra sintiera que fue la mejor performance de sus 21 años de vida (y unos 14 subiendo al escenario). La vibra entre los compañeros de Asaltantes con Patente era puro amor. Ni siquiera el chaparrón, que estuvo a punto de suspender la función minutos antes de que se abriera el telón para la segunda pasada del Concurso, pudo frenar la energía. La murga desbordaba felicidad. Estaban convencidos de que esa era su noche, y así fue. Actuaron bajo una lluvia salvadora (el calor era insoportable), el público se quedó, conectó, aplaudió, y Celina conmovió con su tierna voz en dos solos donde se presenta como "la memoria" y le canta a los desaparecidos.

"Fue mágico, bajé llorando. Me cuesta mucho decir: 'esto estuvo bien'. De hecho, nunca me pasó de bajar del escenario conforme. Fue la primera vez que dije: 'estoy contenta con lo que hicimos, con lo que hice y lo que pasó', porque la emotividad fue tanta que superó lo técnico, que a mí me pesa mucho", confiesa a El País Celina Pereyra, con la emoción a flor de piel. Hoy va por repetir la experiencia, cuando Asaltantes cierre la tercera etapa de Liguilla.

Su don vocal, su presencia, pero sobre todo su sensibilidad hicieron que hasta el cielo lagrimeara. El secreto para no perder la calma ante cinco mil almas carnavaleras (que pueden ser crueles) en plena competencia es, según la joven artista, concentrarse en ese trascendente mensaje y conectar con la dolorosa historia: "El texto es perfecto. Si lo tenés presente en todo momento, no hay forma de que salga mal."

De esa noche inolvidable, su experiencia en Carnaval, su carrera artística y su ingreso a los medios —un terreno que la rodea desde pequeña, ya que es hija de la periodista Valeria Tanco y sobrina de Carlos Tanco (el hombre detrás del ícono radial Darwin Desbocatti),—, va esta charla con El País.

Entre el amor y los retos

Celina está viviendo un Carnaval muy especial por un par de motivos. A sus 21 años, asumió el reto de encargarse de la puesta en escena del espectáculo ¿Qué querés inventar?, junto a Maxi Pérez (director artístico del conjunto) y Luis Ortiz. Así puede volcar lo aprendido en su carrera de Comedia Musical y en sus dos años en la EMAD.

Está feliz y valora mucho la oportunidad que le dieron, pero también es realista y reconoce la presión: "Estoy en un grupo que nunca me hizo sentir menos, pero es una realidad que soy la más chica, soy mujer y todos son hombres con 40 años de Carnaval. La presión es enorme y la siento."

Foto: Marcos Ferreira

Al desafío profesional se suma la alegría de compartir esta fiesta con su novio, el también murguista Bruno Canobbio, a quien conoció el Carnaval pasado. “Agradezco que esté en el mismo conjunto que yo. Lo estamos disfrutando porque quién sabe si se sigue dando en los próximos años”, comenta.

Ambos están agotados, ya que al trajín del Carnaval, las jornadas laborales y los tablados, se suma el hecho de que decidieron mudarse en pleno febrero. “Construimos muebles mientras hacemos Carnaval y trabajamos, así que fue una experiencia tan hermosa como intensa”, resume.

—El viernes actuaron a Teatro de Verano lleno a pesar de la amenaza de lluvia. ¿Cómo lo viviste?
—Fue mágico. La energía grupal estaba hermosa. Muy contentos, con mucho amor. Nos subimos al escenario y me dicen: "Está lloviendo". Maxi (Pérez) se nos acerca y nos dice: "Si se suspende, nos sacamos las ganas, cantamos la retirada abajo con la gente y volvemos el lunes". De repente, Paola Bianco se da vuelta y nos dice: "Paró, vamos a hacerlo". Y la polenta fue el triple. Se abrió el telón, la gente se había quedado, y fue superemocionante.

—Te toca pararte sola ante miles de personas a hacer un solo con un mensaje conmovedor. ¿Qué sentís en esos segundos previos y durante?
—Es difícil de explicar. Para mí es un compromiso enorme y me pone muy nerviosa, por la responsabilidad de transmitirlo bien, sin exagerar la emotividad, y conectar con la historia. Sé cómo se recibe este tema en Uruguay. Además, está la presión del Concurso, así que trato de valorar y disfrutar mucho, porque sé que solo voy a vivirlo tres veces en mi vida: en las dos ruedas y la Liguilla.

—Se te acercan muchos niños y niñas a saludarte y pedirte fotos, ¿cómo lo recibís?
—Para mí, lo mejor del Carnaval es el vínculo con los niños y trato de darles toda mi atención. Me ven maquillada, con trajes enormes y me dicen que soy una princesa. Mantener esa magia para ellos es hermoso. Además, que las niñas puedan ver a una mujer en el conjunto me parece muy importante.

—Vos eras una de esas niñas que acompañaba a la familia, en tu caso tu mamá Valeria Tanco y tu tío Carlos, a los ensayos de Agarrate Catalina. ¿Soñabas con salir en una murga?
—Me encantaba ir y jugar con los niños. Una parte de mí confiaba en que algún día se daría, pero no era algo que deseara desesperadamente. Pensaba: "voy a trabajar para que se dé, y si tiene que ser, será". Cuando se concretó, fue mucho más grande de lo que imaginé.

—En 2023, mientras hacías tu debut en Carnaval, diste la prueba para entrar a la EMAD. ¿Qué te motivó?
—Desde los 7 años, cuando mi familia me llevó a la Escuela de Acción Artística Luis Trochón porque cantaba y actuaba todo el día en casa, supe que esto no era solo disfrute. Hice la carrera de Comedia Musical y me metí en la EMAD para profesionalizarme. Cursé dos años, pero por las exigencias de horarios, es muy probable que deje la carrera, ya que necesito trabajar. Si en otro momento se da, tal vez retome.

—¿Cómo llegó la oportunidad de trabajar en la plataforma Post?
—Martín Bello era el coordinador de Asaltantes y trabajaba en Post, la plataforma de Instagram de Canal 12. El año pasado, con Lucía Rodríguez siempre grabábamos los videos comerciales para la murga, y un día me dijo: "Estamos abriendo esto, ¿querés sumarte?". Es tremenda oportunidad, sobre todo porque está en el canal.

Foto: Marcos Ferreira

—De hecho, tuviste la oportunidad de hacer suplencias como movilera en Desayunos Informales y en las jornadas electorales. ¿Te gusta ese rol?
—Lo disfruto, no sabía que me iba a gustar. Me mandé para probar cosas nuevas y descubrí que es hermoso. La devolución de ellos siempre fue superpositiva, así que seguiremos con eso. Hay proyectos, pero no los puedo contar aún.

—¿Te ves más cerca de los medios que de la actuación?
—Hoy me veo más cerca de los medios que de actuar en obras. Tengo la suerte de seguir estando en el Carnaval, así que gran parte de mi año sigue dedicado al arte. Es un cambio radical que no esperaba, pero bienvenido sea.

—Entraste al Carnaval en 2023 invitada por Doña Bastarda, y a pesar del sacrificio, decidiste quedarte. ¿Qué te da esta fiesta que no te dan otros escenarios?
—Me encantó la experiencia. La conexión con el público es mucho más cercana: bajás, te quedás charlando, el ida y vuelta es constante. La gente se siente identificada con lo que cantamos y se acerca a contarte sus historias. Eso fue lo que me hizo quedarme. Quién sabe qué pase después, pero por ahora mis ganas son de quedarme al 100 %.