No está muy claro cuánta gente conocía El Eternauta antes de que Netflix anunciara su adaptación con Ricardo Darín y semejante despliegue de producción. Y eso incluye a los propios argentinos, que suelen forjar hitos culturales incluso sin haberlos recorrido realmente.
Está claro que la historia escrita por Héctor Germán Oesterheld, dibujada por Francisco Solano López y publicada entre 1957 y 1959, es la obra cumbre de la historieta de aventuras argentina y latinoamericana. Demostró la capacidad de esa industria para generar productos de nivel internacional con un inconfundible color local. La adaptación que Netflix estrena hoy también funciona en ese nivel.
Sus méritos están certificados. Juan Sasturain, por ejemplo, en el prólogo de la edición de El Eternauta que publicó Planeta (2.290 pesos), lo calificó como “el relato clásico más poderoso que produjo la cultura argentina en la segunda mitad del siglo XX”.
Quizás amparada en esos elogios, y en el hecho de que es una marca cultural muy citada pero poco recorrida, la miniserie se toma bastantes libertades respecto al texto original. Se entiende.
Se mantiene, sí, la anécdota central de la historieta publicada en 106 miércoles por la revista Hora Cero Semanal. Como si fuera una obra en permanente construcción, el propio Oesterheld realizó una actualización política en 1969 con dibujos del maestro uruguayo Alberto Breccia. Y en 1976, la revista Skorpio publicó una secuela, El Eternauta 2, de la que esta adaptación toma algunos apuntes. Un año después, en 1977, Oesterheld fue secuestrado y desaparecido por la dictadura argentina.
Para entonces, ya era considerado uno de los grandes historietistas del mundo. Además de fundar la editorial Frontera, fue creador de personajes como Sargento Kirk, Ernie Pike y Bull Rocket, alimentando la imaginación de toda una generación de argentinos.
Generaciones más jóvenes de uruguayos, por ejemplo, conocimos su obra gracias a la revista Fierro en la década de 1980. Es verdaderamente una obra magistral.

"El eternauta": cómo es la nueva serie de Netflix
Absolutamente cinematográfica, ya en 2005 se hablaba de una adaptación dirigida por Lucrecia Martel (lo que habría sido interesante de ver), que no prosperó. Netflix y la productora argentina K&S acordaron, en 2018, convertirla en miniserie.
El primer episodio (“Noche de truco”) es el prólogo que presenta los personajes y la situación aunque evita el encuentro de Salvo con el propio Oesterheld, que inicia el flashback de la aventura original.
Una linda nochecita porteña, un grupo de amigos juega al truco en la casa de uno de ellos. De repente, comienza a nevar. Pero no es una nevada cualquiera: descubren, por suerte antes de salir, que esa lluvia blanca mata al o. No hay luz, y las máquinas y (algunos) autos han dejado de funcionar.
Pronto comprueban que la situación se extiende más allá del barrio: al menos llega a Cerro Chato (en la historieta se mencionaba Punta del Este), desde donde un radioaficionado les advierte que en Durazno también está nevando.
Con el partido trunco en una buena mano, los amigos intentan organizarse. El líder natural parece ser Juan Salvo (el personaje de Darín), quien tiene la pasta para ser el héroe que la situación requiere. Es él quien sale primero, con la escafandra y la capucha que definen a su personaje, la calle para evaluar la magnitud del desastre. Y descubrir que se trata de una avanzada de una invasión alienígena, cuya fuerza de choque son unos cascarudos gigantes.

La miniserie de seis capítulos (de los que El País accedió a los primeros cuatro) parte de esa premisa —que en la historieta original era solo un largo prólogo— y cambia o añade situaciones y personajes.
En esos primeros cuatro, por ejemplo, no se menciona el tema de los viajes en el tiempo (lo que explica lo de “eternauta”), ni hay una resistencia militar a la que se suma Salvo como en la novela gráfica, entre otros detalles. En cambio, se le da otra profundidad a Salvo: ahora es un veterano de Malvinas (lo que explica su destreza con las armas), tiene una hija perdida a la que debe encontrar y una esposa interpretada por la actriz argentina Carla Peterson.
En el elenco tiene un destaque el uruguayo César Troncoso como el ladero de Salvo, el tano Favalli, hábil con las manos y algo paranoico. La producción, de acuerdo a cifras oficiales, abarcó un equipo de 150 personas y 2.900 actores y extras.

(Otro dato inútil: para la nieve se utilizaron 410 toneladas de sal, de tres a cuatro toneladas de celulosa y 600 kilogramos de nieve ecológica, según cifras oficiales; se hacen lucir)
El creador, director y coguionista (junto con Ariel Staltari), Bruno Stagnaro (con una carrera en cine, Pizza, birra y faso, y en la televisión, Okupas), sabe cómo aprovechar el material y actualizarlo. Ayuda mucho el despliegue de producción, que a primera vista no está muy lejos del nivel de The Last of Us, la miniserie de HBO basada en un videojuego, a la que El Eternauta no le es tan lejana. También hay ecos de Día de la Independencia.
El porte de la miniserie es, si se permite el provincianismo, internacional, y eso se nota en la transformación de Buenos Aires en una ciudad apocalípticamente blanca. Hay una combinación de locaciones reales (el puente Saavedra, por ejemplo) y abundante imagen generada por computadora.
En ese paisaje desolado, se mueve Salvo, un héroe de una sola pieza, dispuesto a todo por rescatar a su hija. Pero la miniserie, como la historieta, rescata la experiencia colectiva como única forma de sobrevivir.
Darín aporta principalmente su presencia estelar, en uno de los papeles físicamente más exigentes que ha tenido desde que corrió por la tribuna en El secreto de sus ojos. Tiene el aspecto común que necesita Salvo: un padre de familia convertido en héroe por la fuerza de las circunstancias.
Stagnaro sabe cómo contar todo eso y istrar un suspenso que no para de crecer. Está muy bien contada.
Era difícil equivocarse, y El Eternauta —que hoy estrena sus seis capítulos de una vez— es una experiencia intensa que sabe manejar el suspenso, construir su universo y ser, al mismo tiempo, audaz y respetuosa con un tan relevante material original. Habrá segunda temporada.
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