Magui Correa sobre su vida en México, su vuelta a Uruguay y sus planes con Chapita Blanco: "Hay una idea..."

La comunicadora, radicada en México desde mediados de marzo, regresó a Uruguay y se sumó, por unas semanas, a "La mañana en casa" de Canal 10. Ahora habla de su vida.

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Magdalena Correa.
Magdalena Correa.
Foto: Darwin Borrelli.

A comienzos de marzo, se despidió emocionada y entre aplausos de Canal 10 para instalarse en México junto a su novio, el entrenador del Celaya F.C., Sergio “Chapita” Blanco. Sin embargo, esta semana, dos meses después de su partida, Magdalena Correa reapareció en la pantalla local.

Su regreso era impensado, ya que aprovechó una pausa en el trabajo de “Chapita” para volver brevemente a Uruguay, hacer trámites y saludar a amigos. Pero una llamada lo cambió todo. Sobre su presente, el desafío de salir de la zona de confort y sus planes, Magui Correa habló con Sábado Show.

La última vez que hablamos estabas muy emocionada, en plena despedida de tus compañeros de Canal 10 antes de irte a vivir a México. Parece que fue ayer...
—Sí, pero pasaron dos meses. Me fui el 12 de marzo para radicarme en México y tenía previsto volver en mayo, porque se cortaba el campeonato en México, así que volvíamos a saludar a la familia y a hacer algunos trámites que tocaban hacer.

—Y cuando quisiste darte cuenta, estabas de vuelta en la pantalla.
—Sí, la productora de La mañana en casa sabía de mi vuelta y me llamó para decirme: “Tengo una idea reloca, porque el Colo (Eduardo Gianarelli) se va a grabar Masterchef. ¿Qué te parece sumarte?”. Y me copó la idea. Es el lugar del Colo, que se lo cubro yo por el tiempo que esté acá. Así que capaz que extienda un poco más mi estadía por Uruguay, y después me volvería a México.

—¿Así que los 15 días en Uruguay se podrían convertir en 45?
—Algo así. Mi estadía era hasta fines de mayo o principios de junio, y capaz que me quedo todo junio. Porque me copa la idea y el formato.

Magdalena Correa.
Magdalena Correa.
Foto: Darwin Borrelli.

—Para vos, esto tiene que ser como salir de la zona de confort.
—Sí, es distinto a lo que venía haciendo, que era más periodístico, en Arriba gente. Acá estoy con Petru (Valensky) y Eli (Eliana Dide), que los adoro. Eli es mi amiga y Jesús (Graña, cocinero) también. También hemos compartido instancias con Leti (Leticia Cicero, cocinera), con todos.

—Claro, hace ocho años que comparten el estudio. Recién empezaste en La mañana en casa, pero, ¿cómo te sentís en un formato tan distinto a lo que hacías?
—Hoy (martes) fue la prueba para tomar la temperatura de hasta dónde ir, qué hacer, qué no. Porque uno en la vida es de una manera y en su trabajo es de otra, pero yo hace años que vengo haciendo el mismo formato. Más allá de que en la radio (Azul FM) era un poco más descontracturado, pero esto es distinto porque es tele descontracturada. Entonces uno tiene que saber hasta dónde sí, hasta dónde puede dar, el respeto hacia los compañeros. Pero yo me sentí supercómoda. De a poquito me voy a ir soltando, supongo.

—Además te vas con la panza llena. Los vi a todos comiendo...
—Ay sí, hoy se hizo una cazuelita de verduras muy rica, vegana. Y hasta me llevo pan calentito para el Chapa.

—Me decías que la gente te ha dicho de todo por este regreso.
—(Se ríe) Sí, que me había separado, que me había dejado, que me habían echado, que me deportaron, que no me soportaron...

—¿Cómo se han adaptado con Sergio a la convivencia?
—Nos llevamos superbién. Divino. Acá ya convivíamos, pero cada uno tenía su trabajo, su tiempo, su familia, amigos, y esto era ir a convivir los dos solos. Pero estamos divino. Y cuando él terminó nos tomamos unos días, nos fuimos para la playa y después volvimos para acá.

Magdalena Correa,
Magdalena Correa.
Foto: Darwin Borrelli.

—Se notó que estuviste de viaje. En tus redes sociales estabas cada día en un lugar distinto.
—Sí, porque coincidió ese tiempo con el casamiento de una amiga de toda la vida que vive en Panamá. La idea era poder estar tranquila con ella porque me había pedido que fuera su maestra de ceremonias. Entonces quería estar tranquila para ella y lo que necesitara. Porque además querían que fuera sorpresa, así que había que organizar todo muy bien y tener la cabeza ahí. Salió divino.

—Acá levantabas pesas y tenías una rutina en el gimnasio, y mostraste que eso lo seguís allá. ¿Cómo es la rutina de entrenamiento en México?
—Sí, conseguí un box para entrenar en Celaya. Es divino el lugar, la gente y los profesores. Algunos son vecinos, así que todo precioso, y no he perdido entrenamiento. Ahora llegué y ya volví a entrenar.

—Chapita es entrenador de fútbol, ¿qué tan exacerbada es la pasión allá?
—En ese sentido, sobre todo en esa ciudad, son bastante parecidos a como somos nosotros, que capaz que nos da vergüenza. Lo identifican, algunos se acercan a saludarlo o le dicen: “Profe, una foto”, porque allá le dicen “profe” a los entrenadores. Pero son tranquilos y superrespetuosos. Aparte creo que están muy conformes con el trabajo que ha hecho. Llegaron a una final y entraron a la Liguilla.

—Lo que debe ser distinto son las distancias geográficas.
—Sí. El tráfico es impresionante. Antes de venirnos, el Chapa tuvo un partido en México DF con el América, que ganaron, y yo iba a verlo después. Puse casi ocho horas de viaje y cuando me bajé en la terminal me dice: “Venite para tal restaurante que estamos”. Era a 12 kilómetros de donde estaba y demoré una hora en llegar. Pasa que era cambio de quincena y feriado.

—Siempre has sido inquieta y de trabajar mucho, ¿cómo llevás el estar tranquila en tu casa?
—Trato. Cuando tengo tiempo, me gusta dormir, entonces me obligué a levantarme a las nueve de la mañana, pero más de eso no. Cuando llegué, lo que hacía era: me levantaba, me hacía un café y salía a correr. Pasaba por el gimnasio de donde estamos viviendo, volvía, me pegaba una ducha, cocinaba algo para el mediodía y esperaba a que llegara el Chapa. Y de tarde me iba a entrenar al gimnasio. Así que hacía doble horario de actividad física. Y también vemos gente, amigos, vecinos, y sigo con los trabajos en redes que tengo. Así que todavía no he tenido tiempo de aburrirme.

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Magui Correa. Foto: Archivo.
Foto: Captura de Instagram @maguicorrea.

—Entonces está bueno que te hayas permitido soltar, vos que sos tan planificada y organizada.
—Exactamente. Es que me ha hecho mucho bien estar más tranquila conmigo, estar de acuerdo con las decisiones. Uno a veces toma decisiones y le pueden salir bien o mal. Se puede equivocar o no. Y estoy totalmente agradecida y feliz con las decisiones que tomé. Con todo. Y con esto de volver unos días a La mañana en casa también. El Chapa me dijo: “Dale para adelante, está buenísimo”. Él también tiene sus proyectos, está por abrir un gimnasio acá con otros amigos, van a ser socios. Estamos los dos en planes relindos.

—¿Ya pensaste qué te gustaría hacer en México, teniendo en cuenta que hay de todo?
—Tengo ganas de explorar el mundo del streaming. Tengo ganas de hacer algo de eso con temas de interés, que estén buenos, divertidos, sobre todo pensando en los jóvenes. Me parece que hay una necesidad de tener esos espacios que por ahí no encuentran en otros medios. No algo que sea estructurado y no los cautive, sino darle la vuelta para hacer algo interesante. Se me van ocurriendo cosas que voy escribiendo. En algún momento las voy a llevar a cabo.

—¿Sos de ponerte metas y cumplirlas?
—Me he propuesto muchas cosas, en lo más sencillo, en el día a día, “tengo que hacer esto”, “tengo que hacer esto otro”, y cuando no lo cumplía, me frustraba mucho. Ahora bajé el nivel de expectativa y he dicho: “Si lo puedo hacer, lo hago”. En esto me ayudó mucho la terapia con la psicóloga. Así que si lo puedo hacer, lo hago, y si no, no pasa nada. Mañana lo vuelvo a intentar. En ese proceso estoy. Con lo que sí soy estricta es con el gimnasio, porque me hace bien.

—También dejaste de estar corriendo de un lado al otro.
—Sí, lo que he evitado en la vida es estar todo el día corriendo como hacía antes. Chocaba, me chocaban, siempre estaba propensa a situaciones de riesgo. Entonces dije: “Bajemos los decibeles, se puede vivir igual, no pasa nada, lo que no se termina hoy se puede pasar mañana, no pasa nada”. Y en esa lógica estoy. Es muy sano.

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La despedida de Magui Correa de "Arriba gente" de Canal 10. Foto: Captura.
Foto: Captura de pantalla Canal 10.

—Ahora que estás estabilizada, a él le está yendo bien y están tranquilos. ¿se piensa en agrandar la familia?
—(Se ríe) Todavía no, porque no hay una estabilidad como yo quisiera. Existe una posibilidad de que el club se mude a otra ciudad, entonces, hasta no tener las cosas más claras, no. Si hay una idea, en algún momento... Pero no ya, eso no.

—¿Y se viene el casorio?
—No (se ríe). Falta. Recién nos fuimos para allá. Además, como que la convivencia pasó a ser el nuevo matrimonio.

—Igual, no te veo con un perfil muy Susanita.
—Lo tuve. Entre los 18 y los 25 era muy Susanita. Y no me arrepiento de no haber sido nada Susanita. Agradezco a la vida por todo lo que viví, conocí, recorrí y tuve la oportunidad de hacer. Respeto las decisiones de todo el mundo. Una de mis amigas fue mamá sumamente joven, otra a los 20, otra a los 30, otras a los 35 y respeto la edad que eligió cada una. Yo agradezco en mi vida haber sido así, haberme dedicado no sé cuántos años únicamente al trabajo, sin perder de vista a mi familia. Porque te perdés cosas: no pasar las fiestas, almuerzos de Navidad, lo que sea. Pero también siento que le dediqué mucho a mi familia, a mis padres, a mis abuelos, a mi hermano. He tratado, y todavía lo hago, de estar presente siempre. Por eso digo, son etapas de la vida. Ahora es un momento más para mí, por eso las decisiones que he tomado.

—Hubo un momento en el que estabas todo el día en pantalla y, sin importar el horario, la frase recurrente que se escuchaba en Canal 10 era: “…Y vamos al móvil en vivo con Magdalena Correa desde…”.
—Sí, y llega un momento en que decís: “Estoy cansada. Necesito un poco menos de horario”. Por eso estoy tranquila, porque fui soltando cosas de a poco. Primero dejé Sarandí, después vino la propuesta de Azul FM para hacer 12PM y reacomodé mi vida. Después dejé Subrayado, porque entraba a las 7 de la mañana y seguía hasta las 10 de la noche algunos días. Así corté la jornada laboral a siete horas. Aunque siempre es más porque hay que llamar, leer e informarse...

—Así que los planes, hoy, ¿cuáles son?
—Un par de semanas más voy a estar acá, después, no lo sé. Porque tengo ganas de volver a México. También agradezco que las decisiones que he tomado son mías, y que tengo un compañero de vida que me apoya en todo. Como yo apoyo a las de él.

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