Redacción El País
Lo soñó, lo jugó, lo ganó. Jannik Sinner fue contundente este viernes en París y dio un nuevo golpe en la mesa: venció a Novak Djokovic por 6-4, 7-5 y 7-6 (3) en tres horas y 16 minutos, lo eliminó en sets corridos y se metió en la final de Roland Garros, donde el domingo a las 10:00 (hora de Uruguay) se enfrentará con Carlos Alcaraz, el campeón defensor.

Fue una victoria monumental, tanto por el rival como por el escenario. Porque Djokovic, el sexto preclasificado y dueño de 24 Grand Slams, llegaba a una nueva semifinal en la Philippe-Chatrier con la historia de su lado. Pero esta vez no alcanzó. El italiano, con un tenis agresivo, piernas incansables y una cabeza firme no se fue del partido ni cuando el serbio pidió asistencia al cierre del segundo set, una estrategia que le suele dar resultado para desconectar a sus rivales.

No fue el caso y el número uno del mundo, que este año ganó el Abierto de Australia, avanzó y ahora irá por su primer título sobre el polvo de ladrillo del segundo Grand Slam del año. Lo llamativo es que no ha cedido ningún set en lo que va del torneo.

Foto: AFP

Horas antes, Carlos Alcaraz ya había hecho su parte. El español superó a Lorenzo Musetti por 4-6, 7-6 (3), 6-0 y 2-0 en una batalla que terminó por abandono del italiano en el cuarto set.

Después del susto inicial, el español impuso su ley: consistencia, potencia y una madurez que sorprende para su corta edad (22 años). El cierre no fue el ideal —una molestia en el muslo izquierdo obligó a Musetti a retirarse—, pero el objetivo para él está cumplido: volver a jugar la final en París, como en 2024.

“Solo queda un paso”, dijo Alcaraz al borde de la cancha. Y ese paso será frente a un Sinner encendido, que llega con el envión de haber bajado al rey.