El terreno quedó abierto para sacar conclusiones. La primera parte del año se terminó para Nacional el miércoles por la noche y los hinchas, en mayor o menor medida, se fueron del Gran Parque Central masticando bronca.
El vicepresidente Flavio Perchman fue uno de los primeros en dar la cara, aunque esta vez le jugó una mala pasada. Bajó por las escalinatas y rápidamente fue absorbido por un puñado de periodistas. Mientras, a sus espaldas, los hinchas se descargaban con él: “¡Basta de circo, Flavio, que esto es Nacional! ¡Por favor!”.
Llegaron al punto tal de que no lo dejaron terminar la frase y lo hicieron repetir una palabra (“lamentablemente”) de manera involuntaria hasta cinco veces. ¿Cuál era el principal reparo? El rendimiento de Eduardo Vargas y de Rómulo Otero, los dos jugadores silbados en la noche de Copa Libertadores tras la victoria 1-0 frente a Atlético Nacional, que de poco terminó valiendo en el análisis.
“¡80 lucas! ¿Qué es esto? ¡Estamos en Nacional!”, le acotó al vicepresidente un hombre con aspecto de cuarentón, que hablaba como si tuviera conocimiento de causa. Lo acompañaron un par más en el reclamo.
Pero, ¿fue un grito aislado más? ¿O tienen razón en molestarse los hinchas con el venezolano y el chileno? ¿Qué tan caras han resultado en lo deportivo y en lo económico sus contrataciones pisando la mitad del año?
Flavio Perchman tras la eliminación de Nacional: “Fue el partido más flojo de Otero desde que está en el club”
— Diego Domínguez (@Digadoma) May 29, 2025
“Peñarol estuvo 13 años sin pasar de ronda" y nunca vi tanto problema". pic.twitter.com/4gYsM3mznI
Perchman reconoció frente a cámaras que no hacía falta “ser Einstein” para darse cuenta que por el momento no han estado “a la altura” de lo que se esperaba. “Es real: tuvieron otra oportunidad de demostrar. Desde que está en Nacional fue el partido más flojo que hizo Rómulo, y Eduardo tampoco tuvo chances de mostrar su juego. Se hizo muy díficil en los 60 minutos que él estuvo”.
“Cuando termine el Intermedio vamos a ver. (...) Trajimos a Vargas y Otero pensando que nos iban a dar un salto de calidad y no lo dieron. Esa es la realidad”, marcó.
El técnico Pablo Peirano fue otro de los que plantó bandera por sus jugadores, en particular por el chileno. Dijo sin mayores rodeos que es un jugador “muy valorado” por su cuerpo técnico por su manera de trabajar y dio los argumentos del caso. “Acepto la parte del público, que se expresa como lo siente; yo tengo mi evaluación con los muchachos. No te digo que sea algo indistinto, porque tenemos que cuidar a todos los futbolistas; la gente tiene todo el derecho a expresarse como yo también tengo el derecho a cuidarlos para que sigan unidos en esta forma. Es un equipo grande que exige mucho y estamos acostumbrados a que la gente se exprese”.
Pablo Peirano sobre los silbidos del público de Nacional a Rómulo Otero y Eduardo Vargas: “La gente tiene el derecho a expresarse como yo también tengo el derecho a cuidarlos”. pic.twitter.com/UWuRKoln6q
— Diego Domínguez (@Digadoma) May 29, 2025
Horas después, con el sabor de la decepción procesado, fue el turno de que el presidente Ricardo Vairo se refiriera al tema “consciente” de que, según dice, ve, escucha y lee los comentarios de la gente. Coincidió en que los resultados de ambos no han sido “los esperados” y agregó: “Cuando se tomó la decisión de traer a Vargas, el 100% de la hinchada y la prensa consideraban que era un pase bomba. Todos teníamos una expectativa muy grande cuando trajimos a estos dos jugadores” (Carve Deportiva).
La referencia, que bien pudo ser para la portada de Ovación que marcó la llegada del chileno como un “bombazo”, hoy tiene un tinte completamente opuesto y se ajusta con los pingos vistos en la cancha.

Los números hablan por sí solos y dicen que el “gasto” -del que Perchman habló a principio de año- todavía no se materializó en una respuesta deportiva, en un diferencial. A días de que se cumplan cuatro meses de su primer partido en Nacional, Otero jugó menos de la mitad de los minutos posibles (49,5%) en 20 partidos y aportó nada más que dos goles y una asistencia.
Es verdad: la suerte no lo ha acompañado en los tiros libres -remató uno al palo contra Internacional de Porto Alegre y tuvo otro muy claro contra Plaza Colonia- y solo fue su arma letal en Cerro Largo, donde sorprendió con un golazo. Pero el cálculo de su costo por minutos jugados agrava la situación y le exige aún más (da un aproximado de US$ 700 por minuto, según datos procesados por Ovación. El cálculo es en base a impuestos, comisiones y un estimado salarial trascendido públicamente).

En el caso de Vargas, el panorama es aún más oscuro porque su rendimiento dista mucho del nombre de categoría internacional con el que se presentó cuando llegó al fútbol uruguayo. Por su recorrido (jugó en Inglaterra, Italia, España, Alemania) y sus antecedentes recientes (venía de ser finalista de Libertadores y de convertir un gol con Atlético Mineiro), había credenciales de sobra para pensar que podía marcar la diferencia.
Sin embargo, desde un primer momento la contratación recibió reparos de dirigentes opositores en una dura reunión de directiva que se llevó a cabo en enero y de la que dio cuenta Ovación en su momento.
Con las cartas vistas, el desempeño del chileno está expuesto en el saldo de sus primeros 15 partidos: hizo apenas dos goles en el tricolor y no juega un partido completo de 90 minutos desde hace seis meses. El último fue el 27 de noviembre de 2024 con la camiseta de Atlético Mineiro.
Si bien fue titular contra Inter y aumentó su cuota de participación, sigue siendo muy baja la cantidad de minutos en los que participó en relación a todos los que pudo haber jugado (565 sobre un total de 2.070). Completó apenas el 27,2% del total.
El costo por minuto jugado está por encima del de Otero (son unos US$ 1.100) al tomar como base los estimados salariales.
Eso no es todo. La novela para Nacional (y en particular para sus dirigentes) no termina ahí. El tema en la agenda ya quedó instalado y hoy lo que muchos hinchas se preguntan es: ¿hasta cuándo?

Hubo un pequeño ajuste en el discurso de Perchman, que a inicios de año recordaba en cada nota que tenían “contrato por dos años” y en las últimas horas reconoció que deberá evaluar los casos con Peirano una vez que finalice el Torneo Intermedio.
Ambos tienen cláusulas de salida a fin de año -Vargas en su contrato y Otero sin firma, de común acuerdo-, pero el vicepresidente dice no estar apurado para hacer evaluaciones. Cuando llegue el momento, decidirá. Hasta ahora, la única certeza es que los dos extranjeros de renombre son desaprobados por la gente.
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