Caetano y la espiral

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Cuando parece que la prédica “todológica” de Gerardo Caetano no puede caer más bajo, este eleva la apuesta desde un sitial de juez de la conducta ética y funcional, que nadie le otorgó. ¿Orsi? Un profesor que prefirió ser adscripto. ¿Lacalle Pou? Un inculto que ya no le atiende el teléfono. ¿El gobierno? Empezó muy mal, pero porque el anterior le dejó todo roto. La pregunta es en qué momento la voz de Caetano pasó a ser referencia de lo que está bien o mal en la política uruguaya.

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