Que venza el FA en un departamento donde votan 42 mil voluntades y hacerlo por 95 votos de diferencia debería tener el mismo efecto que (por citar un ej.) un departamento como Rocha (hace tiempo es muy parejo) un intendente como Umpiérrez haya ampliado distancias sobre su rival de 3 puntos en 2020 a 13 puntos ahora. Sin embargo, Lavalleja ha sido considerado EL GRADO 100 de esta elección. Y tiene visos de justicia esa analogía. Me refiero a los grados Celsius.

Ese grado adicional que convierte el agua caliente en hervida es muy importante. Clave por ejemplo para garantizarle libre de bacterias u otros microorganismos. Ese grado es asimilable a los escasos 95 votos que separaron la derrota de la victoria. Para que el FA hoy se ufane de haber conseguido su 4a Intendencia en el país y venda así una magra votación general en las municipales como gran victoria. Al quedar un solo departamento con resultado incierto, el grado 100 de esta elección se focalizó en Lavalleja. Y el FA con su consabido manijeo mediático bien supo aprovechar esa victoria. Pienso en cambio, votaron mal y que ni Río Negro ni Lavalleja empardan la importancia que tiene para la Coalición Republicana el haber reconquistado Salto. No obstante puedo aceptar que en una Lavalleja tradicionalmente blanca sea todo un logro para el FA haber vencido. Y digo más, es una buena noticia para el sistema político todo. Una bofetada que deberá ser propinada algún día en Montevideo también.

Cuando las cosas se hacen mal en política el ciudadano tiene un arma que es el voto para castigar al Partido que lo defrauda. Y hoy vendrán las explicaciones de si quisieron convertir un cerro en Hollywood o si fulana se peleó mal con zutano, etc. Otros apelarán a situaciones puntuales en tal o cual localidad en la que se ensobró para alcalde y no para intendente (no fueron pocos votos que se perdieron así). El grado 100 Celsius fueron esas 95 voluntades. El secreto está en ver quién puso el agua a hervir para llevarla de 50 grados a 100. Y aquí es donde corresponde atribuir el éxito al propio partido vencedor. Supieron elegir candidato. Aprovecharon debilidades del oponente ofreciendo como intendente a alguien considerado un buen servidor público. Y aunque le haya aparecido algún “muerto en el ropero” (al FA últimamente le aparece siempre la misma viuda de ese muerto: DGI/BPS) sobre última hora pasó lo que tenia que pasar cuando alguien es considerado por el pueblo: UN BUEN TIPO.

Si la gente lo considera así no hay con qué darle. Y si no me creen pregunten por Besozzi en Soriano. O vayan a hablar mal de Tabaré, Marne o Sander en Rivera. Y verán cómo los defienden. Lavalleja nos regala muchas enseñanzas de cara al futuro.

La 1a es que la vaca atada no la tiene nadie ya. No confundir la vocación de servicio con el clientelismo burdo o nepotismo y menos el manejo irresponsable de fondos públicos.

La 2a es repensar en serio la idea de Coalición Republicana como Partido.

Y por último un candidato a intendente debe ser antes que nada un BUEN VECINO.

Ese grado Celsius electoral vuelve locos hoy a los frenteamplistas vendiendo como victoria lo que todos sabemos fue una pobre votación general en las municipales. He dicho.