La Estación de Cría de Fauna Autóctona de Piriápolis (ECFA) de la Intendencia de Maldonado, a lo largo de estas cuatro décadas marcó un precedente, y también un rumbo en la conservación de nuestro país.
Porque a la hora de trazar sus objetivos y metas la institución zoológica fernandina, sus impulsores -liderados por la tenaz impronta de don Tabaré González Sierra- comprendieron a cabalidad la firme importancia que dejan las especies nativas, en la definición y el equilibrio de los ecosistemas nacionales.
Se escogió nada menos que al venado de campo (Ozotoceros bezoarticus) -“Monumento Natural” uruguayo-, como la especie insignia, demostrando plena conciencia de que desde hace mucho tiempo se encuentra en peligro de extinción.
Con el paso del tiempo se consolidó como el rebaño cautivo más grande del mundo gracias a los cuidados y condiciones brindados. ¡Orgullo nacional! ¡Orgullo fernandino!
Considerando la fragilidad de la especie en estado salvaje, nunca más se permitió extraer ejemplares para sumarlos al proyecto reproductivo del venado en Piriápolis.
Pero el tiempo pasó y la biología actuó. Los efectos del cruzamiento entre ejemplares emparentados entre sí (endogamia) por varias generaciones, debilita la genética del rebaño, apareciendo signos inequívocos de ello, como defectos morfológicos, descenso de la fecundidad, mayor índice de abortos, descenso de la inmunidad a enfermedades, etc.
Ante esta amenaza la ECFA impulsó un programa arriesgado y único en nuestro país, buscando soluciones a este gran desafío. El año pasado se inició el Proyecto de Reproducción Asistida en esta especie, recurriendo a la inseminación artificial de hembras locales con semen extraído de ejemplares jóvenes seleccionados de los rebaños salvajes, tomándose las máximas precauciones para no dañarlos de ninguna forma.
El objetivo es revertir el problema de consanguinidad. De materializarse esa renovación de la genética de la población de Piriápolis, se pretende dotar de mayor robustez reproductiva a sus planteles a largo plazo.
El viernes pasado nació el primer cervatillo de este proyecto, resultado del gran trabajo de inseminación artificial, realizado por los técnicos del Instituto de Investigaciones Biológicas “Clemente Estable”, los especialistas de la Universidad Estadual de San Paulo (Brasil) y los de la ECFA.
El dato anecdótico es que se bautizó a este primer ejemplar nacido gracias a este delicado procedimiento biotecnológico, con el nombre de Clemente, por haber nacido el 23 de mayo y coincidiendo con el natalicio del gran investigador uruguayo Clemente Estable -fundador del centro especializado que lleva merecidamente su nombre.
Se espera que a la brevedad otros nacimientos consoliden el éxito del proyecto.
Aunque para algunos pueda parecer un logro de poca cuantía, en realidad su justa valoración pasa por el éxito alcanzado en este procedimiento nunca antes practicado de nuestro país, y por la responsabilidad intrínseca demostrada por las instituciones y autoridades involucradas en lo que tiene que ver con la conservación del patrimonio biodiverso nacional.