Estamos a menos de un mes de la realización de la 3ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en la ciudad portuaria sa de Niza. Debería resultar una reunión global de suma importancia para el presente y futuro del planeta.

No exageramos en absoluto arribando a esta conclusión porque, sabemos perfectamente que la buena salud de los mares y océanos es crucial para mantener el equilibrio de la biosfera (incluye todas las zonas del planeta donde hay vida).

En la actualidad la situación ambiental de los océanos es mala, debido a la combinación del descuido, la codicia, la negligencia y el desinterés humano. Como somos seres terrestres, la suerte de los mares parece resultarnos un asunto de interés secundario. La interrelación tierra-agua-aire es tan estrecha que, gracias a los avances cognitivos logrados en el terreno científico, estamos tomando rápida conciencia de cuán esencial para nuestra supervivencia resulta la incorporación de los criterios de la conservación, en nuestras decisiones.

Siempre se ha dicho que la sociedad uruguaya vive y se desarrolla de espaldas al mar. Es cierto, lo cual agrava nuestra despreocupación de afrontar su situación actual, y nos coloca en una posición desventajosa para asegurarnos una buena gestión de sus recursos naturales. Por lo tanto, lo que se va a discutir, negociar y acordar en Niza a partir del 9 de junio, es de suma importancia para el país y, desde luego, para la región. Pero sigue pendiente conseguir un real fortalecimiento de las políticas nacionales referidas a la gestión sustentable de nuestro estuario y de nuestro océano.

Es tiempo de madurar, de sopesar inteligentemente lo que tenemos entre manos, y proyectar el futuro con una mirada largoplacista y conservacionista de nuestros ecosistemas.

Con la copresidencia de Costa Rica y Francia, este encuentro global sobre los océanos ofrece una oportunidad única que no debe desperdiciarse. Porque se constituirá un foro idóneo en el cual los científicos, los empresarios, los organismos internacionales, las autoridades públicas y los políticos se reunirán durante casi una semana, para plantear, discutir acerca de los peligros, riesgos, desafíos, buenas prácticas, oportunidades para alcanzar una gestión conservacionistas de los mares, con fuerte énfasis en lograr acuerdos en materia de economía sustentable sobre los recursos marinos -esenciales para una buena parte de la humanidad.

El hecho de que recién estemos en los umbrales de la 3ª conferencia mundial sobre los océanos habla a las claras de lo rezagado que estamos en la materia y la urgencia de remediarlo. Ya nadie debería cuestionar el enorme impacto que tienen los océanos en la economía, la alimentación, la salud, el turismo, el transporte, la estabilidad ecosistémica de los países. Por lo tanto la realidad exige que se les brinde la máxima dedicación a estas negociaciones multilaterales.

Pero también estamos muy atrasados en materia de conciencia social sobre su importancia, lo que dificulta bastante el compromiso que debe asumir el sector político. Lo cual nos lleva a plantear la necesidad de abordar el asunto con buenas estrategias de comunicación y sensibilización que sean sostenidas en el tiempo.

Veremos qué se logra en Niza.