Redacción El País
La desindexación de los salarios es un planteo que ha realizado con insistencia el futuro ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, incluso cuando todavía no había ganado el Frente Amplio. La idea le valió críticas de diversos dirigentes de peso en la interna de la coalición de izquierda, y también desde el ámbito sindical.

El economista lo ha planteado como una posible solución para mantener el proceso de reducción de la inflación, que ha evolucionado a la baja en el último período, una tendencia que él pretende mantener.

El problema que plantean dirigentes frenteamplistas y sindicales es que la desindexación de los salarios implica necesariamente, tarde o temprano, una pérdida de salario real para que se cumpla la premisa de la desinflación.

En resumidas cuentas, Oddone ha planteado en diversas entrevistas y exposiciones que la baja inflación mantenida en los últimos meses, dentro del rango meta, "es un logro" del gobierno saliente, pero "no es muy sostenible en el tiempo" porque se ha debido, entre otros factores, a la evolución del precio del dólar.

Ha dicho, en cambio, que es "partidario de consolidar este nivel de inflación", e incluso reducirlo, "buscando un camino alternativo", y en su opinión, "hay que desindexar".

Si bien ha marcado que es necesario que aumenten los salarios más sumergidos, señaló que hay un universo de trabajadores que pueden negociar sus acuerdos salariales de formas distintas a las actuales.

Ahora bien, ¿qué es la indexación salarial, y qué es la desindexación salarial? Hay mucha literatura al respecto, pero algunas claves permiten entender el tema de manera rápida.

Básicamente, indexar una variable, como puede ser el salario —también suele hacerse con el alquiler— es determinar que se ajuste automáticamente por un índice, como puede ser el de precios del consumo (IPC), que mide la inflación, o sea, el aumento generalizado y sostenido de precios.

Estos mecanismos se establecen en las pautas salariales de las negociaciones colectivas, donde intervienen empresarios, sindicatos y el gobierno. En Uruguay suele fijarse que automáticamente, pase lo que pase, se va a ajustar el salario a la evolución de la inflación —incluyendo inflación proyectada— para evitar que los empleados pierdan poder de compra, lo que se conoce como salario real.

Desindexar, en tanto, es caminar en sentido inverso. Esto implica dejar de establecer en las negociaciones colectivas que los salarios se ajusten automáticamente por inflación cada seis meses, frecuencia que habitualmente se aplica en Uruguay.

La idea de Oddone es que los ajustes salariales de un determinado universo de trabajadores ya no persigan el IPC sino que evolucionen por otros factores. Entre ellos podría aparecer el de la productividad.

Archivo El País.

La cuestión planteada por Oddone es que los salarios son uno de los elementos formadores de precios. Es que los precios a los que las empresas ponen sus productos y servicios a la venta tienen dentro varios componentes, entre otros los costos de las materias primas, los sueldos de los trabajadores empleados y el margen de ganancia de los propietarios

La premisa entonces es que cuando los salarios aumentan por inflación, aumentan por contrapartida los costos de las empresas, y los propietarios tienen dos opciones: o reducen el margen de sus ganancias o trasladan esa suba salarial a los precios, aumentándolos.

Esta segunda opción provoca inflación. Y como hay inflación y los salarios se ajustan automáticamente, se incrementan los costos de las empresas. Esta sucesión de hechos es lo que, según un economista consultado para esta nota, se conoce como "un espiral de precios y salarios".

La idea de desindexar planteada por Oddone serviría para cortar ese espiral, aprovechando que la inflación actual es relativamente baja, dentro del rango meta, para terminar con uno de los ingredientes más relevantes de la inflación en la economía de Uruguay.

El impacto es una perdida de salario real ante un pico inflacionario que puedan originar otros factores, que tal vez podría recuperarse cuando aumente la productividad, si ese fuese el parámetro establecido.

Entre los beneficios de tener una economía con baja inflación, como busca Oddone, están permitir un mayor crecimiento de la economía, con más inversiones y más puestos de empleo.

Alejandro "Pacha" Sánchez, futuro secretario de Presidencia en el gobierno de Yamandú Orsi, rechazó el planteo de Oddone este viernes.

Leonardo Mainé / Archivo El País

"La propuesta del Poder Ejecutivo va a ser la defensa del poder de compra de los salarios", y en este sentido, agregó: "Que la prioridad de aumentos salariales tiene que estar enfocada en los salarios sumergidos, creo que es evidente para todos. Hay personas que están ganando menos de $ 25.000 y es muy difícil llegar a fin de mes. Ahora, yo no puedo decirle a una persona que gana $ 50.000 que, como mi prioridad son los veinticincomilpesistas, va a perder salario. No puede perder salario porque con $ 50.000 también está difícil vivir", aseveró.

También Juan Castillo, designado ministro de Trabajo, negó estar de acuerdo con la desindexación, así como ya lo había hecho en plena campaña el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, argumentando que la medida "en general perjudica el ingreso de los trabajadores".