En base a La Nación/GDA
Despertarse y descubrir que sos millonario gracias a unacriptomoneda basada en un meme, ¿es posible? Eso fue lo que muchos soñaron cuando la memecoin $LIBRA, (famosa gracias al tweet del presidente argentino Javier Milei) se disparó en cuestión de horas, generando ganancias extraordinarias para algunos afortunados (“casualmente”, los promotores de $LIBRA). Este boom no solo reavivó el entusiasmo por las memecoins, sino que también abrió el debate sobre si realmente pueden considerarse una inversión o si son simplemente un juego de especulación extrema.
Es cierto que casos como este han demostrado que es posible ganar sumas astronómicas en muy poco tiempo, pero la realidad es que la mayoría de quienes entran en ese mercado terminan perdiendo. Cómo funcionan las memecoins, qué factores pueden impulsarlas al éxito y por qué la idea de que cualquiera puede hacerse millonario con ellas es más una ilusión que una estrategia.
Impacto rápido
Las memecoins no siguen las reglas tradicionales de inversión: pueden surgir de un simple chiste en redes sociales y, en cuestión de horas, multiplicar su valor por miles. Pero, ¿qué hace que esto sea posible? Uno de los factores clave detrás de su auge es la infraestructura en la que operan. La blockchain de Solana, por ejemplo, ha jugado un papel fundamental en esta fiebre gracias a su capacidad para procesar miles de transacciones por segundo con costos ínfimos.

A diferencia de Ethereum, donde las tarifas pueden dispararse cuando hay alta demanda, Solana permite que cualquiera compre, venda o incluso cree tokens de manera muy simple (se estima que actualmente hay emitidas más de 11 millones de criptomonedas distintas).
Esta eficiencia técnica facilita que los proyectos virales escalen rápidamente y que los traders reaccionen con una velocidad sin precedentes. Además, en el ecosistema descentralizado, cualquiera puede lanzar su propia memecoin en cuestión de minutos, sin regulaciones ni intermediarios. Las plataformas descentralizadas (DEX), como Raydium u Orca en Solana, permiten a los s comercializar libremente sin la supervisión de bancos o entidades financieras.
Esto genera una liquidez extrema y permite que nuevos proyectos ganen popularidad en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, esta misma falta de regulación también abre la puerta a estafas y rug pulls (una estafa cripto donde los creadores de un token lo promocionan, suben su precio y luego venden todo de golpe, dejando a los inversores con un activo sin valor, como en $LIBRA).
Pero el verdadero motor de las memecoins es el frenesí en redes sociales. Una simple mención en X (Twitter), Telegram o Discord por parte de un influencer puede desatar una avalancha de compras, disparando los precios en cuestión de horas.
Este efecto se vio claramente con $LIBRA, la memecoin inspirada en Javier Milei, que atrajo a miles de inversores simplemente por la expectativa de su crecimiento. En este ecosistema, las emociones y la especulación pesan más que cualquier análisis financiero, y el FOMO (miedo a perderse algo) lleva a compras masivas que pueden inflar los precios hasta niveles astronómicos.
Ruleta complicada
El mundo de las memecoins es un casino descomunal donde cada día aparecen cientos de nuevas opciones.. Con tantas alternativas, elegir la próxima estrella es como apostar a un pleno en una ruleta con miles de posibilidades.
Algunos pocos afortunados logran multiplicar su dinero, pero la mayoría termina perdiéndolo todo en el intento. Para el pequeño inversor, el panorama es aún más complicado. Con un capital limitado, por ejemplo US$ 1.000, las opciones son dos: invertir todo en una sola memecoin y esperar que sea la próxima gran explosión, o diversificar en varias y reducir la exposición a un único fracaso. Sin embargo, la diversificación también diluye las posibles ganancias.
Si se invierten US$ 100 en 10 memecoins diferentes y solo una de ellas sube 10x, se habrán ganado US$ 1.000, pero las otras nueve probablemente valgan cero, dejando un retorno total neutro (se mantiene lo mismo que se invirtió inicialmente).
Las historias de éxito que circulan en redes suelen ocultar esta realidad: detrás de cada inversor que logró una fortuna, hay miles que se quedaron con tokens sin valor. Para alguien con poco capital, las chances de “pegarla” son ínfimas sin una inversión más grande o una diversificación lo suficientemente amplia como para compensar las inevitables pérdidas.
No todo es humo
Si bien muchas memecoins surgen y desaparecen en medio de un frenesí especulativo, no todas son simples burbujas sin sustancia. Un buen ejemplo es Dogecoin: lo que comenzó como una broma terminó convirtiéndose en una criptomoneda con un market cap de miles de millones de dólares, respaldada por una comunidad leal y el apoyo de figuras influyentes como Elon Musk.

Su permanencia en el tiempo demuestra que, cuando una memecoin logra superar el mero hype y cimentar una base de s comprometidos, su valor puede volverse más estable y significativo (la tasa de “supervivencia” de las memecoins es de menos de 5% del total emitidas).
Pero más allá de la especulación pura, algunas memecoins podrían evolucionar y encontrar aplicaciones prácticas. Imaginemos un futuro en el que grandes corporaciones o figuras públicas lancen sus propias criptomonedas con beneficios exclusivos: una memecoin de Walmart, por ejemplo, podría ofrecer descuentos automáticos a sus holders a través de smart contracts, mientras que una vinculada a Donald Trump podría servir como VIP a eventos privados para quienes acumulen cierta cantidad.

En este escenario, la memecoin dejaría de ser solo una apuesta arriesgada para convertirse en una herramienta de fidelización y a privilegios únicos.
Es cierto que la mayoría de los inversores no se harán millonarios de la noche a la mañana, pero eso no significa que todas las memecoins carezcan de valor intrínseco. Aquellas que logran construir comunidades sólidas, fomentar el engagement y ofrecer beneficios tangibles más allá de la especulación pueden consolidarse como activos con un propósito más definido y duradero.
Milei y el escándalo con $LIBRA
El presidente argentino Javier Milei realizó una llamativa publicación en su cuenta de X que despertó sorpresa tanto en el arco político como en el mundo de las criptomonedas. El mandatario promocionó un criptoactivo llamado “$LIBRA”. En poco tiempo, el precio se disparó y luego colapsó, siguiendo una dinámica común a las llamadas memecoins.
El presidente borró la publicación y dijo que, después de investigar el proyecto, decidió no ofrecerle su apoyo. En el mundo de las criptomonedas se habla del caso de $LIBRA como uno de los rug pulls más grandes en la historia: la moneda perdió una capitalización de mercado de alrededor de US$ 4.000 millones en cinco horas.
Alojada dentro de la blockchain de Solana, muchos inversores perdieron todo su dinero, mientras que los grandes tenedores del activo ganaron millones de dólares.
La empresa a cargo del proyecto $LIBRA se llama KIP Protocol. La empresa celebró el lanzamiento y en ese momento aclaró que Milei “no estuvo ni está involucrado de ninguna manera en el desarrollo del proyecto que es absolutamente privado”.
“Hoy fue el lanzamiento del proyecto Viva la Libertad y la moneda $LIBRA ha sido un éxito, y queremos agradecer a todos por su confianza y apoyo”, comentaron. En octubre del año pasado, en el marco del Tech Forum, en la Argentina, el presidente se reunió con el CEO y cofundador de KIP Protocol, donde, según la empresa, hablaron sobre cómo su tecnología de inteligencia artificial descentralizada se alinea con la visión del gobierno nacional de “convertirse en un centro tecnológico global”.