AFP, EFE
En la castigada República Democrática del Congo (RDC) la situación en las últimas horas evolucionó de mal a peor. El M23, un grupo armado respaldado por el ejército de Ruanda implicado en una ofensiva contra la ciudad de Goma, en el este de la RDC, se apoderó ayer martes del aeropuerto de la localidad, asestando una importante derrota a las fuerzas congoleñas.
“El aeropuerto de Goma está completamente protegido por los leones”, afirmó el portavoz militar del M23, Willy Ngoma, en un mensaje publicado en la red social X acompañado de una foto en la que aparecen él y otros combatientes del grupo con la torre de control del aeródromo de fondo.
Los enfrentamientos en el este del país derivaron en incidentes en la capital, Kinshasa, donde un grupo de manifestantes atacó varias embajadas, entre ellas la de Ruanda, país acusado por las autoridades congoleñas de “declararles la guerra”.
También fueron atacadas las embajadas de Francia, Bélgica y Estados Unidos, criticados por su inacción en la crisis. La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, calificó los ataques de “inaceptables” y pidió garantizar la “protección de los civiles y del personal diplomático”.

La embajada estadounidense instó a su vez a sus ciudadanos a salir del país.
El este de la RDC, en la frontera con Ruanda, lleva décadas en medio de la violencia provocada por rivalidades regionales, disputas étnicas y conflictos con grupos armados, exacerbados desde el genocidio ruandés de 1994.
Milicianos del M23, liderados por tutsis y apoyados por tropas ruandesas, entraron el domingo en la estratégica ciudad de Goma, donde viven casi dos millones de personas, la mitad de ellos desplazados, tras un avance de varias semanas por la región.
Más de 1.200 militares congoleños se rindieron y están arrinconados en una base de la Monusco (la misión de la ONU en RD Congo) en el aeropuerto. La Monusco tiene una base dentro del perímetro del aeropuerto de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte.
En las calles de Goma, por donde se veían decenas de combatientes del M23, algunos con chaleco antibalas, yacían numerosos cuerpos de soldados y civiles, que los habitantes sorteaban camino de los almacenes de alimentos y de productos de primera necesidad.
Los habitantes de esa localidad llevan cuatro días encerrados en sus casas, sin agua ni electricidad, debido a los bombardeos.
A pesar de los disparos en las inmediaciones, algunos se aventuraron a ir a un lago cercano en busca de agua.
La actividad armada del M23 se reanudó en noviembre de 2021 con ataques relámpago contra el Ejército congoleño en Kivu del Norte. Desde entonces, el grupo ha avanzado por varios frentes hasta llegar a Goma, ciudad fronteriza con Ruanda, sede de organizaciones internacionales e instituciones de la ONU.

Escasez de alimentos
La ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) advirtieron que los combates tendrán muchas consecuencias devastadoras, como violaciones, saqueos, escasez alimentaria o el riesgo de que se expanda el virus del Ébola, el cólera o el sarampión.
En los últimos años, el M23, un grupo mayoritariamente tutsi, se ha apoderado de grandes extensiones de territorio en el este de RDC, alegando que lucha por defender a la población de su etnia.
No está claro qué partes de Goma están bajo control de las fuerzas congoleñas o del M23, que afirmó haber tomado la ciudad el domingo por la noche.
La ofensiva también ha desatado una crisis humanitaria, que ha obligado a medio millón de personas a abandonar sus hogares desde principios de año, declaró el lunes la agencia de la ONU para los refugiados.
“La situación humanitaria en Goma y en los alrededores sigue siendo extremadamente preocupante”, afirmó Jens Laerke, portavoz de la agencia de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
El secretario general de la ONU, António Guterres, habló en las últimas horas con los presidentes de la RDC, Felix Tshisekedi, y de Ruanda, Paul Kagame, y pidió a este último que retire las tropas ruandesas de la RDC y cese su apoyo al movimiento rebelde M23.
“Obviamente, el secretario general discutió (con Kagame) la situación en la RDC, y fue muy claro, tanto en público como en privado, sobre la necesidad de que Ruanda cese su apoyo al M23 y se retire de la RDC”, dijo el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, en su rueda de prensa diaria.
La inestabilidad en el este del Congo “lleva durando décadas. No se va a resolver en 24 horas, pero lo que está claro es que no se solucionará con operaciones militares (llevadas a cabo) por diferentes Gobiernos y diferentes milicias”, expresó Dujarric.
La misión de paz de la ONU (Minusco) se ha visto obligada a acuartelarse en sus bases, comentó el portavoz.

El mineral detrás de la guerra
El M23, ahora Alianza del Río Congo (AFC), es el útimo grupo armado tutsis que combaten desde hace tres décadas a las milicias hutus, a las que acusan de la muerte de un millón de tutsis en Ruanda en 1994. En noviembre de 2012, el M23 ya logró tomar la ciudad de Goma e, igual que ahora, Ruanda estaba detrás del grupo armado. En pocos meses, la guerrilla demostró la debilidad de las Fuerzas Armadas congoleñas y se hizo con el control de la ciudad. Dicha ocupación, que vino acompañada de masacres, violaciones de derechos humanos, según la ONU, duró 11 días. El 3 de diciembre, las fuerzas congoleñas volvieron a entrar en Goma.
La rebelión volvió a activarse en 2022 y desde entonces ha ido ganando terreno a las Fuerzas Armadas congoleñas. Dicho avance ha permitido al M23 hacerse con el control de la región minera de Rubaya, donde se extrae el valioso coltán con el que se fabrican teléfonos móviles y otros productos tecnológicos.
Tanto el Gobierno de Congo como la ONU, la UE y Estados Unidos han acusado a Ruanda de estar detrás del M23. Un informe de Naciones Unidas de mediados de enero apuntaba a la presencia en suelo congoleño de entre 2.000 y 3.000 soldados ruandeses en apoyo del M23. Buena parte del coltán y otros minerales que se extraen del territorio controlado por la guerrilla va a parar a Ruanda y de ahí se exporta al resto del mundo, según organismos especializados.
ONU advierte de ataques étnicos en el este de RD Congo
Una responsable de la fuerza de paz de la ONU en República Democrática del Congo advirtió ayer martes del riesgo de ataques por motivos étnicos en el este del país a medida que se deteriora la situación en esa región, donde aún se recuerda el genocidio de Ruanda en 1994.
“Ataques motivados por la étnia en la región, con una historia muy sensible, tienen que ser tomados en serio”, dijo Vivian van de Perre, representante especial adjunta de operaciones de la misión de paz Monusco, en una intervención por video ante el Consejo de Seguridad.

“En los últimos cuatro días, la Oficina de Derechos Humanos ha documentado al menos un caso de linchamiento por motivos étnicos en un lugar (con desplazados) en Goma”, afirmó la funcionaria, en referencia a la ciudad donde el grupo armado M23.
La responsable además insistió en el deterioro de la situación de seguridad para los civiles ante los intensos combates que dejan las calles llenas de cadáveres en Goma, donde el M23 ingresó el domingo. “En los últimos días la Monusco ha recibido muchas personas que buscan refugio, incluyendo funcionarios y varios elementos (combatientes) que han entregado las armas”, relató De Perre.
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