Redacción El País
En el marco de una visita a Montevideo, el Dr. Omar Jaén Suárez, geógrafo, historiador y diplomático panameño brindó la conferencia magistral “Panamá, el Canal y la Geopolítica” en el Palacio Legislativo el viernes 6 de junio.

Con motivo de la conmemoración de los 120 años de relaciones diplomáticas entre Panamá y Uruguay, el también miembro de honor del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay disertó sobre su experiencia como negociador de los Tratados del Canal de Panamá, la historia del ismo y el posible futuro del país como una “pequeña potencia geopolítica”.

En diálogo con El País, el experto se refirió a la presencia de China en el continente y sus preocupaciones respecto al estado de la educación en Panamá, entre otros temas.

-¿Cree que las nuevas generaciones comprenden lo que significó el desafío de recuperar el Canal de Panamá?

-Las nuevas generaciones, primero, son nuevas, no vivieron lo que era la zona del canal en aquella época. No saben lo que es eso. No tuvieron la vivencia. Recuerden que los tratados del canal entraron en vigencia el 1 de octubre de 1979, hace mucho tiempo. Todo el que tiene menos de 55 años no tiene la más remota idea de lo que fue aquello; es decir, la inmensa mayoría de la población, porque la edad promedio de Panamá es de 30 años. Entonces, la única forma de que la nueva generación comprenda lo que fue aquello es la educación, es el estudio de la historia, fundamentalmente. Ya eso es historia, ya eso no es actualidad, eso no es periodismo, eso es historia. El estudio de la historia es un elemento fundamental para que la gente comprenda lo que sucedió en ese periodo.

Foto: Ignacio Sánchez

-En cuanto a la amenaza del presidente estadounidense Donald Trump de “recuperar” el canal, ¿cómo valora la respuesta de Panamá a nivel político y social?

-Cuando usted tiene una pelea de dos elefantes, ¿qué hace? Ya, la respuesta es muy sencilla. Cuando tiene dos elefantes enfrentados, póngase a un lado.

-Sobre China, hay sectores que advierten que la inversión se ese país puede derivar en una nueva forma de dependencia.

-Bueno, depende de dónde. Inversión china, por ejemplo, hay en los puertos de Perú, en Chiclayo; en el puerto de Ceilán, de Sri Lanka. En Panamá no existe nada de eso. Existen empresas chinas que han podido invertir, pero nada del otro mundo. En realidad, lo que existe es comercio con China, como existe en otras partes, comercio privado y comercio estatal. Existen también algunas obras públicas que van a la licitación internacional y se las ganan algunas empresas chinas. Y cuando ellas hacen su trabajo, ya se van. Eso es todo.

-Desde su perspectiva de historiador, ¿qué desafíos cree que enfrenta Panamá que le preocupen especialmente?

-El desafío mayor, a mi juicio, es la educación. Mejorar de manera radical la calidad de la educación. El sistema educativo de Panamá es uno de los peores del continente. Y la mejor manera de elevar la calidad de vida de la gente es mediante la educación, que le va a permitir abrir horizontes no solamente personales, sino también profesionales. Por otro lado, combatir la corrupción, la corrupción pública que tiene su parte privada pero proviene del Estado. Eso debilita mucho al país. En toda América Latina tenemos ese problema y en muchas partes del mundo. Pero ese es un elemento fundamental que hay que combatir al máximo. Esos son dos puntos. Pero yo diría, primero, elevar el nivel educativo de la gente, sobre todo la masa popular. Ese es el tema de fondo y el desafío mayor.

Foto: AFP