INVESTIGACIÓN
Comerciantes de Ciudad Vieja recuerdan a Alejandra, una cuidacohes de 36 años que fue víctima de una bala perdida.
"Alejandra no molestaba a nadie. A veces entraba al comercio a pedir comida, otras veces llegaba a la esquina de Rincón y Cuidadela cantando. Era tranquila”, dice a El País la propietaria de un comercio en Ciudad Vieja. Alejandra, de 36 años, es la mujer quemurió luego de que la alcanzara una bala perdida en plena madrugada producto de un enfrentamiento entre delincuentes.
Es mediodía y en Ciudad Vieja apenas quedan muestras de lo sucedido. En Juncal y Ciudadela se pueden ver marcas en el piso realizadas por el personal de Policía Científica que dan cuenta de que, aunque parezca un día como cualquier otro, algo grave sucedió. Flechas blancas dibujadas con tizas, algún rastro de sangre en la vereda e impactos de bala sobre algunas casas de ese rincón de la Ciudad Vieja. Son los únicos indicios de que allí hubo una madrugada fatídica.
Tiroteo.
Eran las 4:30 horas del lunes y a Alejandra le tocó, según la hipótesis que vienen manejando los investigadores, estar en el lugar y en el momento incorrecto. La Policía fue alertada sobre varios disparos en la zona de Rincón y Ciudadela. Y al llegar al lugar se encontraron con el cuerpo de Alejandra tirado en la calle.
Los policías solicitaron el apoyo de personal médico para atenderla, pero a las 5:00 llegó la confirmación: Alejandra había muerto. Los testigos que pudieron ver lo que sucedió -había un boliche que estaba abierto en ese horario- comentaron a los policías que la víctima era una cuidacoches que trabajaba en esas calles de Ciudad Vieja. También relataron que la mujer había quedado en el medio de un intercambio de disparos entre dos hombres. Uno que caminaba por el lugar y otro que había llegado a esa esquina en un auto.

Investigadores de la Zona Operacional I de la Jefatura de Policía de Montevideo (Centro, Ciudad Vieja y barrios aledaños) comenzaron a trabajar en la zona del tiroteo. También se desplegó un equipo de Policía Científica que, luego de permanecer varias horas en la zona del intercambio de disparos, hallaron unos 30 casquillos.
Sobre las 7:00 horas varios comerciantes de la zona se vieron sorprendidos por la cantidad de policías que había y tuvieron que esperar para poder abrir sus negocios. La fiscal de Homicidios de Segundo Turno, Mirta Morales, fue hasta el lugar del hecho.
A pocas horas de que Alejandra terminara baleada en la esquina donde trabajaba, la Policía logró detener a una persona sospechosa de haber participado del intercambio de disparos. Se trata de un hombre de 28 años de edad. Tiene tres antecedentes penales: dos de ellos son por tenencia de estupefacientes y tenencia de arma de fuego; el otro es por un delito de rapiña. Los policías lo detuvieron en las calles José María Roo y Zelmar Michelini, a varias cuadras de donde ocurrió la tragedia.
La Policía trabaja ahora para identificar y detener a las personas que habrían llegado en un auto y que serían los protagonistas del intercambio de disparos con la otra persona que se logró detener.
La fiscal Morales se vio sorprendida por lo ocurrido y definió al intercambio de disparos como “bestial”. En rueda de prensa la representante del Ministerio Público dijo que “por lo que surge de la investigación” hasta el momento, la mujer “no tenía nada que ver”.
Morales explicó que murió tras recibir un impacto de bala “de la cintura para arriba”, y que “probablemente” fue por “una bala perdida”. “Es bestial”, insistió la fiscal de Homicidios y agregó: “No es algo para lo que estemos acostumbrados y ojalá no nos acostumbremos”.
Los investigadores avanzan para dar con él o los involucrados en el tiroteo. Las muchas cámaras instaladas en la zona serán clave para poder esclarecer el homicidio.
Algunos vecinos de la zona dicen que Alejandra “siempre andaba por la vuelta y que en ocasiones otros cuidacoches la molestaban”. “A veces andaba con malas juntas, pero con nosotros era muy tranquila”, apuntó un comerciante de la zona.
Los vecinos del barrio aseguran que en Ciudad Vieja, cuando cae la noche, es “normal escuchar gritos y ver gente discutiendo” en zonas donde hay “bocas”. Al día siguiente, esas mismas personas, narran, “se van abrazados tomando vino”.