En nuestra columna de marzo que titulamos “La gran oportunidad para el ministro Gabriel Oddonei”, nos ocupamos de analizar los grandes objetivos del ministro para su gestión: a) consolidar la estabilidad macroeconómica incrementando la disciplina fiscal y reduciendo la inflación; b) encarar reformas micro que apunten a reducción de costos internos que perjudican la competitividad y que son necesarias para potenciar el crecimiento de la inversión en el sector transable, algo imprescindible para que el país pueda crecer más rápido y c) priorizar en el presupuesto recursos para encarar programas de reducción de la pobreza infantil y mejoras para la educación.
Lo primero que expresamos fue nuestro convencimiento de que los grandes objetivos son francamente compartibles. La estabilidad macroeconómica proporciona el ambiente de previsibilidad necesario para el progreso material de cualquier país (baja inflación, sostenibilidad de las cuentas públicas y mercados financieros con tasas de interés reales razonables que promuevan el ahorro y la inversión).
Asimismo, para países pequeños como el nuestro, que solo tienen posibilidades de captar inversión mirando hacia los mercados externos, no alcanza con estabilidad macro, porque para competir con infinidad de locaciones en el mundo, además de ser predecibles, tenemos que ser competitivos en costos.
También compartimos los objetivos a nivel social mencionados, porque creemos que el país debe brindar a sus habitantes igualdad de oportunidades para forjarse su progreso personal y parece bien probado que una parte importante de nuestros compatriotas (mayormente familias integradas por progenitores —cuando no monoparentales— con bajo nivel educativo y escaso o nulo capital) vive con niveles de privaciones tales que son un obstáculo difícil de superar sin políticas públicas que las mitiguen. En esos hogares nacen la mayoría de nuestros niños y ahí deberían enfocarse y priorizarse los recursos del Estado en el presupuesto.
Cómo evaluamos los primeros meses de gestión
A la luz de los objetivos, vale la pena mirar qué se está vislumbrando en estos escasos días de gestión del nuevo gobierno.
En el campo de la estabilidad macroeconómica es donde las señales han estado claramente alineadas. En primer lugar, el nuevo directorio del Banco Central definió acertadamente la continuidad de la política de Metas de Inflación, proponiendo como primer objetivo que se cumpla la meta actual de 4,5% y que las expectativas se alineen para, luego, aspirar a una meta más exigente (¿3,5%?). Dados los desalineamientos y la inflación tan cerca del rango de tolerancia, resultó consistente el aumento de TPM decidido en abril y es de esperar que lo que ahora se transformó en una instancia contractiva, se profundice en las reuniones de mayo y julio.
En segundo lugar, el ministro viene anunciando mejoras a la Regla Fiscal actual que serían incorporadas en la ley de Presupuesto y que implicarían definir un Nivel de Deuda Prudente como guía de mediano-largo plazo para las metas de déficit del quinquenio, acordes con ese nivel. Asimismo, también se anuncia una mejora institucional, mediante un fortalecimiento de la autonomía y presupuesto del Comité Fiscal Autónomo, pieza importante de la regla en materia de validación técnica y transparencia junto con el Comité de Expertos[X].
En materia de reformas microeconómicas está complicado.
En primer término, durante estos meses los precios de los combustibles se han fijado por encima del Precio de Paridad de Importación (PPI) lo que en los hechos ha significado un retroceso en materia de competitividad. También implica un retroceso en el terreno institucional, dado el uso de las tarifas monopólicas de Ancap como mecanismo de recaudación pseudo tributaria que no pasa por el Parlamento.
Como respuesta a las críticas generalizadas, el gobierno, con la ministra de Industria a la cabeza, ha anunciado modificaciones en la política tarifaria de Ancap difíciles de interpretar, ya que respetaría el PPI pero incluirían otros factores que hasta ahora no resultan nada claros. En el ínterin, se formó un grupo de trabajo que solo incorpora a los lobbies del sector y no sabemos cómo estarán representados los intereses de los consumidores y la producción.
En este campo tampoco hay noticias alentadoras para el mercado de trabajo. Por un lado, las intenciones del ministro Oddone de fijar criterios de desindexación en las negociaciones de los próximos Consejos de Salarios fueron criticadas desde dentro del propio gobierno y la fuerza política (ministro de Trabajo y presidente del FA). Por otro, se mencionan iniciativas para incrementar salarios bajos y la apertura de negociaciones para reducir la jornada laboral sin bajar salarios, todo ello sin atarlo con claridad a la productividad.
Por lo tanto, en materia de medidas tendientes a reducir costos de producción y mejoras de competitividad, el MEF y el gobierno no han avanzado, más bien que las señales han ido en sentido contrario.
En el campo del combate a la pobreza y mejoras en la educación, no hemos tenido noticia alguna de la estrategia.
La gran pregunta es si habrá medidas relevantes en estos últimos dos campos en el Presupuesto. La lista de tareas es tan larga como impostergable para una estrategia exitosa que impulse un mayor crecimiento con igualdad de oportunidades, sobre todo para los niños de hogares pobres.
En los próximos meses deberíamos tener noticias.
[X] Aspectos reiterados por Herman Kamil, director de la Oficina de Deuda, en entrevista reciente de Búsqueda.