¿Por qué algunas personas riegan sus plantas caseras con agua de arroz, café o leche?

Cada uno de estos métodos tiene fundamentos reales, pero también limitaciones. La clave está en la moderación. En esta nota te contamos más.

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No solo agua: a las plantas les puede venir bien otros líquidos.
Foto: Freepik.

El Tiempo - GDA
En redes sociales, cada vez surgen más "remedios caseros" para mejorar la salud de las plantas. Entre ellos, se destacan algunos trucos virales que prometen un jardín más fuerte y verde usando ingredientes cotidianos como arroz, café o leche. ¿Tienen realmente fundamento o son un riesgo disfrazado de solución?

Según los entusiastas de esta práctica, estos líquidos aportan nutrientes esenciales que mejoran el desarrollo de las plantas. No obstante, expertos y aficionados coinciden en algo: si bien pueden ser útiles, su uso requiere precaución.

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Agua de arroz: nutrientes y riesgos invisibles

El uso de agua de arroz —el líquido blanco y turbio que queda tras enjuagar el grano— se ha popularizado por contener almidón, minerales y pequeñas cantidades de proteínas. En su versión fermentada, esta agua puede beneficiar el sustrato al estimular bacterias beneficiosas que descomponen materia orgánica y generan nutrientes aprovechables por las raíces.

Sin embargo, no todo es positivo. El exceso de almidón puede favorecer la aparición de hongos o atraer insectos no deseados. Para evitar complicaciones, se recomienda aplicar este método no más de una vez cada dos semanas, asegurándose de que el agua esté libre de sal y aceite.

Café: solo para plantas acidófilas

El café es otro de los protagonistas entre los consejos virales. Puede usarse de dos formas: diluido en agua para riego o esparciendo los restos de café molido sobre la tierra. Esta práctica aporta nitrógeno, fósforo, potasio y una leve acidez al suelo, lo cual es ideal para especies que prosperan en ambientes ácidos, como las hortensias, azaleas, camelias y helechos.

No obstante, su uso indiscriminado puede alterar el equilibrio del suelo y dificultar la absorción de nutrientes en plantas que prefieren suelos neutros. Para minimizar riesgos, se aconseja diluir el café en una proporción de una parte de café por diez de agua. Además, es importante evitar el uso de café azucarado o con leche. El café molido seco puede emplearse como cobertura superficial o mezclado con tierra en pequeñas cantidades.

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Leche: calcio con condiciones

Aunque suene inusual, algunas personas riegan sus plantas con leche, e incluso con yogur, basándose en la idea de que estos productos lácteos aportan calcio y proteínas al suelo. Además, algunos los utilizan como fungicida natural contra enfermedades como el oídio.

En bajas dosis, la leche diluida (una parte por nueve de agua) puede aplicarse como spray foliar para prevenir hongos en hojas de plantas sensibles como los zapallos o tomates. Sin embargo, en exceso, este método puede favorecer el crecimiento de bacterias, generar mal olor por descomposición y comprometer la salud del sustrato.

Un punto medio entre el experimento y el cuidado

Cada uno de estos métodos tiene fundamentos reales, pero también limitaciones. La clave está en la moderación, el conocimiento del tipo de planta y las condiciones del suelo. Usar estos trucos sin un criterio claro puede terminar causando más daño que beneficio.

Para quienes buscan alternativas más seguras y sostenibles, el compost o los fertilizantes caseros equilibrados siguen siendo opciones efectivas y probadas.

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