Salud mental: los desafíos de enfrentarse a un terapeuta poco profesional o que actúa sin ética

Experto en el tema señala vacío legal, pero también dice que generalmente las conductas de los profesionales son, en la gran mayoría de los casos, intachables.

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"Si algo te resulta raro en el vínculo con tu terapeuta, confiá en tu instinto", dice un experto en atención psicológica.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Una historia relatada en el medio estadounidense The New York Times: “En su primera sesión con una nueva terapeuta, Elise se sintió abandonada de inmediato. No por algo que haya dicho la terapeuta, sino por el hecho de que hacía ejercicios en una bicicleta estática durante la sesión”.

Otra: “María se alarmó cuando su terapeuta le ‘sacudió vigorosamente una maraca en la cara’ para ‘captar la energía que emitía en la sesión’.

Y la tercera: “Carson, que buscó la ayuda de un psiquiatra por una depresión y una ansiedad posparto, tuvo que lidiar con que su terapeuta le enviara miles de mensajes de texto y le revelara, eventualmente, sentimientos sexuales hacia ella”.

La terapia puede ser transformadora para muchas personas, independientemente de si padecen o no una enfermedad mental. Pero ¿qué hacer si el o la terapeuta es poco profesional, incompetente o se comporta de forma abusiva?

El sentido común o diría que la brújula del terapeuta debería tener como destino la salud y el crecimiento continuo del paciente.

La violación de esos límites puede consistir —por ejemplo— en revelar con regularidad detalles personales íntimos, tocar a un paciente de forma inapropiada, coquetear, ofrecer regalos o intentar establecer una relación social fuera del consultorio.

En el mismo artículo ya referenciado, se da cuenta de la fundación de una red de apoyo a pacientes que hayan sufrido algún tipo de manipulación y/o abuso por parte de sus psicoterapeutas, denominada TELL, y se narra el caso de Deborah A. Lott.

Ella trabaja ofreciendo una orientación que ella misma habría agradecido en la década de 1980. Entonces tenía 28 años y tuvo relaciones sexuales con su terapeuta, quien, según dijo, le ofreció vino y marihuana. “Una vez que sos emocionalmente dependiente, es muy difícil salir, aunque te des cuenta de que las cosas no van bien”, cuenta Lott. “Esta persona tiene todos tus secretos. Has invertido tiempo, dinero, energía".

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Foto: Freepik.

Lott sostiene que un terapeuta ético nunca tendría una aventura sexual o emocional con un paciente, aun en aquellos casos en los que el o la paciente se muestre explícitamente a favor de tener una relación sexual, o incluso la reclame. Siempre es responsabilidad del terapeuta establecer y mantener límites seguros y terapéuticos.

Más allá de esa red de apoyo (y organizaciones similares) mencionada, el artículo de The New York Times también consigna que un paciente que siente haber sido abusado puede recurrir a las asociaciones de profesionales que certifican a psicólogos y le entregan las licencias para ejercer la psicoterapia.

¿Cómo es la situación en Uruguay?

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Foto: Freepik.

De acuerdo a Jorge Rivera, expresidente de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay, no hay, por ahora, una regulación legal que contemple esta problemática específica.

Rivera, quien además de psicólogo es abogado, contextualiza el estado de cosas con una mirada hacia otras áreas de la salud: “Cuando la medicina se colegializó en Uruguay, el Colegio Médico adquirió potestades sancionatorias, pero la medicina es la única profesión que está colegializada de manera perfecta en Uruguay. La medicina veterinaria también está colegializada, pero todavía no tiene un código de ética que haya sido aprobado por ley”.

Rivera distingue además entre posibles transgresiones. No es lo mismo, por ejemplo, ejercer la psicoterapia sin haber sido titulado —eso sería una transgresión legal— que cometer algún tipo de manipulación o abuso como los mencionados al principio de esta nota. Esos casos serían transgresiones éticas.

“En Uruguay hay varias organizaciones de psicólogos, y todas son asociaciones civiles, con —esencialmente— fines gremiales. En todas las asociaciones civiles, tanto la afiliación como la desafiliación, son voluntarias. Puede suceder que un psicólogo que haya tenido una conducta considerada impropia sea denunciado ante por ejemplo la Coordinadora, pero que este no figure como afiliado a esa asociación, sino a otra. O puede pasar que ante una denuncia así, el profesional se desafilie de esa organización y se afilie a otra”.

Rivera reitera que el único requisito para ejercer como psicoterapeuta es tener un título certificado por sea el Ministerio de Salud Pública o el Ministerio de Educación y Cultura (en el caso de que el título haya sido obtenido en una universidad privada).

En definitiva, agrega, Rivera, “no existe una sanción que suponga la suspensión en el ejercicio de la profesión, como sí existe entre los médicos, que pueden ser suspendidos hasta por un período de diez años”. Sin embargo, Rivera concluye con una evaluación relativamente positiva, ya que afirma que los casos en los cuales hay quejas de conductas impropias por parte de un terapeuta han sido muy escasos. “Por lo general, las conductas son intachables”.

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