Descubrí cómo entrenar tu cerebro para que esté activo y conectado utilizando el poder de las palabras

El lenguaje no solo comunica: enfoca la atención, mejora la memoria y fortalece las funciones cognitivas. Consejos para entrenar tu mente todos los días

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Cerebro humano
Representación del cerebro humano.
Foto: Freepik.

En el vertiginoso mundo actual, donde la información fluye constantemente y las demandas cognitivas son cada vez mayores, contamos con una herramienta poderosa: el lenguaje.

Si hablamos específicamente del entrenamiento cognitivo, las palabras son un componente crucial, un hilo conductor que se entrelaza con cada una de nuestras habilidades mentales para optimizarlas.

El lenguaje sostiene la atención.

Más de una vez nos hemos preguntado cómo logramos concentrarnos, por ejemplo, en una lectura en medio del barullo de la vida diaria. La respuesta, en gran medida, reside en el lenguaje.

Desde que nacemos, el lenguaje se convierte en el andamiaje invisible que da forma a nuestra manera de percibir y comprender el mundo. No solo nos permite comunicarnos con los demás, sino que también guía el foco de nuestra atención y moldea nuestros pensamientos.

Mujer inteligencia cerebro memoria
Las mujeres y el cuidado del cerebro y la memoria
Foto: Freepik

En principio debemos mencionar el poder de las etiquetas y cómo nombramos para hacer foco. En un mundo sin nombres, un objeto sería algo sin identidad específica, pero el lenguaje nos otorga la capacidad de asignar nombres a las cosas, las personas, las ideas y los eventos. Este simple acto tiene un impacto profundo en nuestra atención. Al nombrar algo, lo separamos del flujo constante de información, lo destacamos y lo volvemos relevante para nuestra conciencia. Hay palabras que “iluminan” aspectos específicos de la realidad, relegando otros a un segundo plano, como ocurre con la palabra “peligro”, por ejemplo.

Sin embargo, el lenguaje no se limita a etiquetas aisladas, también se entrelaza en narrativas internas, los diálogos silenciosos que mantenemos con nosotros mismos y son los que dirigen y mantienen nuestra atención.

Cuando nos decimos “tengo que terminar esta tarea”, esa frase activa una serie de procesos cognitivos que orientan nuestra atención hacia los pasos implicados en la tarea, filtrando distracciones y priorizando la información relevante. Del mismo modo, cuando recordamos una conversación pasada o planificamos el futuro a través del lenguaje interno, estamos utilizando esta herramienta para enfocar nuestra atención en escenarios específicos, aunque no estén presentes en el momento.

En un mundo saturado de estímulos, la capacidad de atención selectiva es fundamental. El lenguaje tiene un rol importante en este proceso de filtrado: las instrucciones verbales, las preguntas que nos hacemos y las categorías lingüísticas que utilizamos nos ayudan a discriminar entre la información relevante y la irrelevante. Por ejemplo, cuando nos preguntamos internamente “¿dónde dejé las llaves?” se activa una búsqueda mental guiada por la categoría “llaves”, permitiéndonos ignorar otros objetos que no encajan en esa descripción.

Cómo entrenar la atención.

Comprender el vínculo entre lenguaje y atención abre fascinantes posibilidades para mejorar nuestra atención.

—Utilizar un lenguaje preciso y conciso al dar o recibir instrucciones minimiza la ambigüedad y facilita el enfoque.

—Reemplazar pensamientos autocríticos y distractores con afirmaciones positivas y enfocadas puede fortalecer la atención y la motivación.

—La atención plena a menudo se practica a través de la observación y la descripción verbal de las sensaciones, los pensamientos y las emociones, lo que ayuda a entrenar la atención sostenida.

—Utilizar listas, esquemas y mapas conceptuales basados en el lenguaje puede estructurar la información y facilitar la focalización de la atención en los puntos clave.

Palabras y memoria.

A todos nos llama la atención la forma en la que recordamos el nombre de una canción que nos gusta mucho, la lista de compras o un poema que aprendimos hace años.

La ciencia explica que las palabras y su secuencia rítmica estimulan y fortalecen nuestro recuerdo.

La palabra hablada es el vehículo principal para transmitir conocimientos, historias y emociones, y en las culturas orales la memoria era la biblioteca viva.

Técnicas como la repetición, la rima y la musicalidad se han utilizado para asegurar la preservación de la información a través de generaciones. Hoy, aunque la escritura y la tecnología dominan la escena, la conexión intrínseca entre el lenguaje, el ritmo y la memoria sigue siendo poderosa.

Si pensamos en las canciones infantiles, ¿quién no recuerda alguna melodía pegadiza y su letra, a pesar de no haberla escuchado en años? El ritmo y la melodía actúan como anclas para la memoria, creando patrones sonoros distintivos que facilitan la codificación y recuperación de la información. Por esta razón, muchos recursos mnemotécnicos utilizan canciones, rimas o acrónimos con un ritmo particular.

La poesía, con su selección de palabras, su musicalidad y sus estructuras rítmicas, es un excelente ejemplo de cómo el lenguaje puede potenciar la memoria. Los versos riman, se repiten, creando un entramado sonoro que facilita su memorización. Del mismo modo, una prosa bien escrita, con un flujo armonioso y palabras evocadoras, también deja una huella más profunda en nuestra memoria.

Todos podemos utilizar estrategias prácticas para aprovechar el poder de las palabras y emplearlas para mejorar nuestra memoria. Algunas son:

—Intentar crear pequeñas rimas o asignarles un ritmo pegadizo para recordar listas o conceptos clave.

—Tratar de cantar con una melodía simple aquello que presenta dificultades para ser recordado. Incluso una melodía inventada puede ser efectiva.

—Escuchar las palabras que leemos activa diferentes áreas del cerebro, incluyendo las auditivas, lo que puede mejorar la codificación de la información en la memoria. Prestar atención al ritmo y la musicalidad de las frases.

—Intentar visualizar la palabra clave “bailando” con la información que se desea recordar. La combinación de palabras con imágenes mentales fuertes crea una doble vía de a la memoria.

—Crear palabras nuevas a partir de las iniciales de una lista (acrónimos) o abreviar palabras de forma que se puedan pronunciar puede facilitar su recuerdo.

—Leer poesía y escuchar canciones no solo es placentero, sino que también ejercita la memoria y la capacidad para reconocer patrones lingüísticos.

Un cerebro activo y conectado.

Entrenar nuestra mente a través de las palabras fortalece nuestras habilidades cognitivas. Estimula la atención, la concentración y la memoria, manteniendo nuestro cerebro activo y conectado.

¡Hagamos que las palabras nos ayuden a descubrir la asombrosa capacidad de nuestro cerebro!

Desafíos

1. Acertijo I
Tenemos cuatro perros: un galgo, un dogo, un bóxer y un terranova. Este último come más que el galgo; el bóxer come más que el galgo y menos que el dogo, pero éste come más que el terranova. ¿Cuál de los cuatro será más barato de mantener?

2. Acertijo II
Si Juan le da a Pablo una manzana ambos tendrán la misma cantidad.

Volvemos a la misma cantidad que tenían antes cada uno y si Pablo le da una manzana a Juan éste tendrá el doble que él.

¿Cuántas manzanas tenía cada uno?

3. Acertijo III
El otro día Juanito pudo apagar la luz de su dormitorio y meterse en la cama antes de que la habitación quedase a oscuras.

Hay tres metros desde la cama al interruptor de la luz.

¿Cómo lo consiguió?

Respuestas

1.
El Galgo.

2.
Juan tenía 7 manzanas y Pablo tenía 5.

3.
Aún era de día.

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