Mantener una postura erguida no solo influye en la apariencia física, sino que tiene un impacto directo en la salud del cuerpo. Expertos coinciden en que una buena alineación corporal puede prevenir dolores musculares, mejorar la respiración, elevar el estado de ánimo y aumentar la productividad.

De acuerdo con la especialista en medicina física y rehabilitación Laura Deon, del Rush University Medical Center, una postura correcta implica mantener la cabeza alineada con la columna vertebral, los hombros hacia atrás y relajados, las caderas y rodillas en posición neutral y los pies separados al ancho de los hombros.

Al estar de pie o sentado, el cuerpo debe formar una “S” natural con tres curvas principales en el cuello, la parte superior y la zona lumbar de la espalda.

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Estos son algunos de los principales beneficios de mantener una buena postura:

• Reducción del estrés en huesos y articulaciones: al alinear correctamente la columna se distribuye mejor el peso y se minimiza el desgaste anormal de las articulaciones, lo cual reduce el riesgo de osteoartritis.
• Fortalecimiento del núcleo corporal: sentarse y pararse con la postura adecuada activa los músculos del abdomen, espalda baja, caderas y piso pélvico, fundamentales para la estabilidad del cuerpo.
• Mejor respiración: una postura erguida permite que los pulmones se expandan completamente, facilitando una respiración profunda y eficiente.
• Salud prolongada de la columna: corregir malas posturas desde una edad temprana puede evitar deformaciones permanentes y dolencias crónicas en la columna vertebral.
• Mejora del estado de ánimo y la energía: la evidencia sugiere que una postura abierta y erguida puede contribuir a pensamientos más positivos, mayor confianza y mejor disposición emocional.

La Brown University advierte que pasar largas horas sentado con la pelvis inclinada, hombros encorvados y la cabeza hacia adelante puede causar desequilibrios musculares. Esto lleva al debilitamiento de algunos músculos, acortamiento de otros y dolores recurrentes en cuello, espalda y hombros. Además, la mala postura puede generar fatiga, reducir la capacidad pulmonar e incluso afectar procesos como la digestión.

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Tanto si se trabaja frente a un escritorio como si se conduce o realiza trabajo físico, existen prácticas y ejercicios que pueden ayudar a corregir y mantener una postura adecuada. La University of St. Augustine for Health Sciences ofrece las siguientes sugerencias:

• Realizar ejercicios sencillos: las elevaciones de pantorrilla, tucks de mentón y abrazos cruzados ayudan a fortalecer músculos y aliviar tensiones.
• Diseñar un ambiente apropiado: adecuar el espacio de trabajo con escritorios y sillas ergonómicas, colocando la pantalla a la altura de los ojos y el teclado a una distancia cómoda.
• Evitar el “cuello de texto”: mirar el teléfono con los ojos sin inclinar el cuello hacia adelante reduce la tensión en la columna cervical.
• Variar las posiciones durante el día: alternar entre estar sentado y de pie, y moverse cada 20 o 30 minutos evita la rigidez muscular.

Para quienes enfrentan dificultades persistentes con la postura, el acompañamiento de un fisioterapeuta o especialista en rehabilitación puede ser clave. Estos profesionales pueden diseñar rutinas de ejercicios personalizadas y, en casos específicos, sugerir el uso de correctores posturales.

Sofía Arias Martínez, El Tiempo/GDA